En ocasiones tan interesante es mirar al escenario como enfocar la vista hacia el público que contempla: ver con el rabillo del ojo lo importante, que es el mensaje, y ver a su vez la reacción del respetable, siempre tan imprevisible. Los días posteriores al mensaje del Rey es tan provechoso y útil analizar el discurso en sí, las sugerencias veladas, la intención oculta, la voluntad explícita, como las reacciones en la misma clase política de siempre, en el caso de que tengan clase y de que sirvan a la grandeza de la política propiamente, que es el arte de organizar la sociedad, sus desafíos y sus servicios. Habida cuenta de que el discurso del Jefe del Estado lo visa...
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