Hay quienes dicen que se cierran librerías, y hay quienes responden que también se abren. Sin prisa, pero sin pausa. Lo mismo que hay quienes han aprendido a exportar una fórmula de relacionarse con los libros que inventaron sus abuelos hace más de un siglo, y que ahora presumen de tener presencia en media España. Desde Coruña hasta Cartagena, pasando por Salamanca, Madrid o Barcelona. Es el caso de Santos Ochoa, l ibreros e impresores de Logroño, algunas de cuyas librerías se han convertido en pequeños emblemas culturales en la ciudad o en el barrio donde se instalaron hace diez o veinte años. Fernando Ochoa (Logroño, 1962) pertenece a la tercera generación de aquellos pioneros que, con el nombre del...
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