A Jesús Ibáñez lo conocen también como 'El lotero de la 13', porque esa es la administración en la que trabaja en Almería . De mente inquieta y muy original, en los últimos años ha sido noticia porque se le ocurrió esconder sobres en su barrio con números para participar en el sorteo de Navidad. 'Se busca el Gordo', llamó a aquello. No quedó ahí la cosa. Después de cuatro años haciendo lo mismo, se aburrió un poco y en 2023 quiso rizar el rizo, así que ocultó diez décimos del sorteo navideño bajo el mar . Los encargados de encontrarlos fueron, claro, personas con afición al buceo o profesionales de eso. Este año no le han ido muy bien las cosas. La salud, que es lo primero, le falló. Tuvo un problema cardiaco y fue operado en el hospital almeriense de Torrecárdenas . Allí le dijeron que lo más conveniente era hacerle un triple bypass y por eso fue derivado al hospital de referencia en Andalucía en esa especialidad, el Virgen de las Nieves , en Granada capital. El 14 de octubre fue operado en la unidad de Cirugía Cardiovascular, estuvo cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos, otros tantos en planta y poco a poco fue retomando la normalidad hasta que fue dado de alta y regresó a Almería. No ha vuelto a trabajar, aunque confiesa que se está «comiendo las uñas» porque le encantaría hacerlo ahora que el Gordo está a la vuelta de la esquina. El pasado viernes ya se presentó en el hospital almeriense y regaló 20 décimos al personal de cardiología, pero el lotero de la 13 sabía que tenía una deuda pendiente en Granada y este jueves 19 de diciembre la ha cumplido. Ha vuelto al Virgen de las Nieves, pero esta vez por su propio pie, no en ambulancia como en octubre. En Granada se han quedado otros veinte décimos, que si tocan repartirán 16 millones de euros. Serán para los dos cirujanos que lideraron la operación, Aida Iáñez y Marcos Pérez , pero también «para todo el personal de UCI, anestesistas, enfermeros, celadores… Porque todos me han dispensado un trato maravilloso, en Almería y aquí». El lotero ha hecho hincapié en que la profesionalidad la daba por garantizada «porque es gente muy preparada», pero no contaba con ese toque humano extra, que agradece especialmente por venir de personal que trabaja en la sanidad pública. «Este regalo que hago ahora es también, en cierto modo, una manera de reivindicar un servicio que a veces es maltratado ». Cumplida su misión, Jesús Ibáñez regresa a Almería. Verá el sorteo por la tele, sin el aliciente de años anteriores, pero para compensarlo pensará en algo que no se le va de la cabeza: «El año pasado tuve la suerte de vender el Gordo, pero este año es todavía mejor porque el Gordo me ha tocado a mí ».