Existe la creencia común de que cuando un gato restriega su cabeza contra la de su dueño, está mostrando afecto. Esto es comprensible, ya que los gatos suelen ser más reservados que otras mascotas. Así, cuando ellos mismos toman la iniciativa en un contacto físico, solemos interpretarlo como una expresión de cariño. Pero, ¿qué tan cierto es este supuesto gesto de afecto? Según explica una etóloga felina en la cuenta de X (@WildBehav) , este comportamiento tiene una base más compleja, vinculada tanto a procesos químicos como sociales. Lejos de ser solo un acto de ternura, el roce de un gato con su dueño responde a un sistema de comunicación olfativa que los felinos utilizan para interactuar con su entorno y con los seres que los rodean. «El roce con sus cuidadores libera feromonas F4, asociadas a la construcción de vínculos y la reducción de tensiones sociales», señala la experta. Estas feromonas, asegura, no solo les permiten 'marcar' objetos o individuos, sino también transmitir información sobre su estado emocional a quienes consideran cercanos. Además, el uso de estas feromonas tiene un impacto importante en la prevención de comportamientos agresivos. La especialista explica que este gesto y las señales olfativas que lo acompañan ayudan a crear un ambiente más relajado. «Este comportamiento, junto con las señales olorosas, parecen funcionar disminuyendo la probabilidad de agresión», detalla. La frecuencia con la que un gato se frota contra una persona también revela la naturaleza del vínculo que tienen. Según la etóloga, es mucho más común que los felinos realicen este gesto con individuos de su círculo más cercano que con extraños.