La desigualdad de género en el ámbito laboral sigue siendo un desafío global, especialmente en los puestos de alta dirección. El llamado «techo de cristal» representa las barreras invisibles que limitan el acceso de las mujeres a posiciones de liderazgo. Aunque existen leyes para fomentar la igualdad, como las cuotas de género, estas generan controversias. El empresario español José Elías ha reflexionado sobre esta problemática, señalando que las cuotas le plantean retos prácticos: « No hay suficientes mujeres en esos puestos de responsabilidad para cubrir las cuotas. Y me es muy complicado encontrar a mujeres para esos consejos». Además, asegura que su proceso de selección se basa exclusivamente en el potencial y las habilidades, no en el género: «Para ocupar un puesto de dirección lo que yo veo son directivos, no sexos». Elías también pone como ejemplo a Rosa, una mujer que lidera una de sus empresas y que previamente gestionó su patrimonio personal. Según explica, ella obtuvo ese cargo por su capacidad y no por su género. Sin embargo, Rosa le ha señalado una realidad persistente: «Las mujeres deben demostrar mucho más solo por el hecho de ser mujer. Tienen que afianzar su credibilidad, demostrarla ». Aunque Elías afirma que en su entorno no existe discriminación, reconoce que esto no es lo habitual: «Quizás tenga razón. Se dan menos oportunidades a las mujeres». Estas declaraciones reflejan un panorama complejo. Mientras algunos líderes, como Elías, defienden la meritocracia y rechazan la necesidad de leyes que impongan igualdad de género, la realidad es que los obstáculos para las mujeres siguen siendo significativos. Los estereotipos, los sesgos inconscientes y las barreras culturales dificultan su acceso a puestos de decisión. El verdadero desafío no está solo en implementar normativas, sino en transformar la cultura laboral para que el género deje de ser un factor limitante. Como señala Elías, «las mujeres que tengo en puestos directivos están ahí por lo que son, no porque sean mujeres ». Sin embargo, este ideal aún no es la norma en el mundo laboral.