El Gobierno de Pedro Sánchez se ha negado, sistemáticamente y desde el primer día, a declarar la emergencia nacional o el estado de alarma por la DANA, el ajustado para la devastación provocada en al menos tres comunidades autónomas. La oposición ha insistido en el asunto, pero hasta el día de ayer no ha tenido éxito. El Ejecutivo es muy consciente de la excepcionalidad del momento y de la catastrófica situación creada por la riada. De hecho, en el decreto de las ayudas incluye la expresión «emergencia nacional», pero no para tomar el control y la dirección de la gestión de la DANA, sino para justificar la prórroga del nombramiento del director operativo de la Policía. La hipocresía del Gobierno en este caso, una más en el vasto currículum de dobleces del sanchismo, alcanza cotas difícilmente superables de cinismo y choca con la sensibilidad necesaria para con los valencianos, que ven, perplejos, cómo de tapadillo, y sólo para justificar la prórroga de un alto cargo policial, se reconoce la situación de «emergencia nacional» que a ellos se les niega.