La violencia machista sigue muy presente en el día a día de muchas mujeres, que lidian a diario con estos comportamientos. La situación se puede ver agravada en los países menos desarrollados del mundo, donde la mujer sigue siendo vista como una posesión más del hombre , que puede hacer con ella lo que quiera a su antojo. Esto sucede en lugares como India , donde cada año, cientos de mujeres sufren ataques de ácido por parte de hombres que «quieren destruir su autoestima y crear cicatrices permanentes » por el simple hecho de rechazarles. Sobre ello ha hablado ahora la youtuber Judith Tiral , que ha querido hacerse eco de una de estas tristes historias. La de Manani , que con 15 años sufrió una de estas agresiones por parte de un hombre que le propuso matrimonio . En uno de sus últimos vídeos, la creadora de contenido catalana ha hablado con esta mujer india, a la que el ataque de un expretendiente despechado le acabó desfigurando por completo su rostro y cambiando su vida para siempre. La de Manani es una historia más dentro de las decenas de mujeres que sufren este tipo de asaltos. Todo sucedió cuando la joven tenía apenas 15 años, en 2016: «Él era de mi pueblo, tenía 25 años. Me propuso matrimonio, pero mi familia dijo que no , él no tenía buena fama y yo era muy joven para casarme. Como yo aún estaba estudiando, le dijeron que no era el momento», ha comenzado contando en este vídeo. A pesar de que el hombre acabó casándose con otra mujer y todo parecía estar bien, seis meses después él regresó, diciendo que «no estaba feliz»: « Quería casarse conmigo . Incluso envió a un amigo suyo a hablar con mi familia, pero ya lo habían rechazado antes y le dijeron que no aceptarían mi matrimonio con él », ha rememorado la mujer, que fue víctima del despecho de este pretendiente, que decidió atacarla cuando su familia y ella dormían. «Estábamos todas dormidas y, como hacía calor, teníamos la puerta abierta. Entonces entró, abrió la puerta, encendió la linterna del móvil y me arrojó ácido encima », ha explicado. En aquel primer momento, ella pensó que se trataba de agua, pero enseguida empezó a notar los efectos: « Me empezó a arder todo el cuerpo . Mi piel parecía estar desprendiéndose, y mi vista empezó a oscurecerse, como si todo se volviese negro». Era la primera vez que un ataque así tenía lugar en su pueblo y ni sus vecinos ni su madre sabían qué hacer para paliar el dolor que ella estaba sufriendo: «Mi madre intentaba entender qué pasaba, pero incluso ella no sabía si echarme agua por temor a empeorarlo. Estaba desesperada », ha contado la víctima de este ataque, a la que rápidamente trataron de llevar a un centro médico para que pudieran atenderla. «Me llevaron a un médico cercano, pero solo me puso una pomada, sin quitarme la ropa ni limpiarme bien la piel. Luego me enviaron a otro hospital, pero el ataque había ocurrido a medianoche y no llegamos a recibir atención adecuada hasta las 4 de la mañana. Para cuando llegamos allí, yo ya estaba inconsciente . Cuando volví en mí, ya estaba vendada y todo estaba lleno de periodistas», ha recordado sobre este traumático momento. « El dolor era insoportable, pensaba que era imposible sobrevivir . Me preguntaba cómo podría vivir con tanto dolor». Respecto a su atacante, Manani ha contado a Judith Tiral que este «ya tenía antecedentes» e incluso había estado involucrado en actividades maoístas, una organización terrorista de la India, por las que fue arrestado: «Se había ido por un tiempo y la primera vez que volvió, ya nos dio miedo porque tenía fama de ser peligroso y violento . Creo que sabía dónde conseguir el ácido porque había estado fuera y conocía cosas de fuera. Después supimos que, antes de usarlo en mí, se lo tiró a un gato para ver si realmente quemaba . Cuando vio que era fuerte, entonces me atacó», ha explicado. Después del ataque, su madre acudió a ver lo que había pasado con el hombre: « La policía, en lugar de detenerlo, parecía estar apoyándolo . Lo subieron en la moto y se lo llevaron sin prisas. Vio cómo lo trataban con calma y se dio cuenta de que, si nadie iba a hacer justicia, tendría que tomar medidas y presentó una denuncia contra él », ha contado la mujer. A pesar del daño irreparable que le hizo, su atacante tan sólo estuvo en la cárcel unos cuatro años y ahora ya está libre: «Está en el pueblo. Mi familia no tiene miedo, pero desde que volvió siempre busca pelea. Hace poco atacó a mi madre, la empujó y la tiró al suelo », ha lamentado Manani, explicando que desde la policía no han hecho nada por pararle los pies. Después del ataque, la vida de Manani dio un giro vertiginoso. La joven pasó varias semanas ingresada en un pequeño hospital, donde la piel se le empezó a desprender del rostro: «Los médicos de ahí no me podían ayudar, dijeron que era muchísimo el daño y mi piel se deshacía con solo tocarla . Después de estos 13 días, me trasladaron a un hospital más grande. Estuve ahí dos años y me sometí a múltiples cirugías. Hasta ahora me han hecho 9 operaciones », ha señalado. No fue un momento fácil para ella, pues se sentía como un bicho raro en el mundo, como si fuera la única mujer que había pasado por esa situación: «Me preguntaba cómo podría vivir así, hasta pensé en suicidarme ...», revela la mujer, que entonces conoció a Rani Di, otra superviviente de un ataque con ácido. «Cuando vi que ella había perdido completamente la vista y todo su cabello, pensé que si ella podía seguir adelante, ¿por qué no iba a poder yo? », ha explicado ahora. Aunque las lesiones que sufrió en el rostro han desfigurado para siempre su cara, esta mujer ha aprendido a vivir con ello y a dar las gracias por seguir viva. Manani entendió que no era ella quien debía taparse la cara, sino su agresor, y decidió seguir con su vida. Entonces, comenzó a trabajar en una cafetería con otras víctimas de este tipo de ataques con ácido. «Al empezar a relacionarme con la gente, me fui sintiendo más cómoda. Este lugar ya no me parece solo un lugar de trabajo, es como mi hogar, con mis amigos y mi familia . Ahora me siento fuerte y valiente, he superado aquella etapa de vulnerabilidad . Estoy cumpliendo mis sueños», ha concluido.