España agota este mes de octubre el plazo para adoptar el reglamento europeo con el que la UE quiere atajar cualquier posibilidad de que una farmacia pueda vender un medicamento falsificado . Esto obliga a la industria farmacéutica a incluir en todos los envases un identificador único, un código QR, que permite la trazabilidad e identificación de cada producto. Y en virtud de ese reglamento europeo, los distribuidores farmacéuticos y las oficinas de farmacia están obligados a verificar su autenticidad escaneando esos códigos. Al tiempo que deben comprobar que los envases estén precitados y sin ninguna alteración. Todo esto tiene como único objetivo garantizar la seguridad y salud de los pacientes. Pero la medida podría tener un efecto colateral indeseado...
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