Las cuencas del Ebro y el Tajo han ganado globalmente 3.400 hectómetros cúbicos de agua en comparación con sus reservas embalsadas de hace justo un año, mientras que en el Segura sus pequeños pantanos se secan a un nivel alarmante del 14% de su capacidad y con los trasvases en el aire. Los planes del Gobierno de recortar las transferencias hídricas al sureste peninsular en el horizonte de 2027 con la subida de los caudales ecológicos en el Tajo desde seis a 8,6 metros cúbicos (8.600 litros) por segundo a la altura de Aranjuez, que ya ha empezado de forma progresiva, mermarán a la mitad (100 hm3) el volumen anual enviado al Segura. Si se comparan esas dos realidades, en la red de embalses de los dos ríos de surcan el centro-norte peninsular hacia Portugal y hacia el Mediterráneo han aumentado su volumen en doce meses en una cantidad equivalente a 17 años de trasvases al sur, aunque sólo haya conexión desde uno de los dos, porque el otro se descartó con la derogación del Plan Hidrológico Nacional (PHN) del Gobierno de José María Aznar. En el Ebro están al 66,5% de su capacidad, el doble que en la misma semana de 2023, cuando se encontraban al 34,7%, y en el Tajo la diferencia es menor, se han situado al 56% frente al 47,6% de hace justo un año, con 2.480 y 929 hm3 de incremento, respectivamente. En las antípodas hidrológicas, en el Segura han pasado de unos ya míseros 254 hm3 (el 22,2% del volumen posible de sus embalses) a 166 (14,5%) según los últimos datos oficiales ministeriales, en la web embalses.net, actualizados al 22 de octubre. Cuando se bajó del umbral del 20% en las infraestructuras catalanes, a principios de este año, el Gobierno central anunció rápidamente medidas excepcionales de emergencia como el envío de barcos con agua desalinizada desde Sagunto (Valencia) a Barcelona. Ahora, en cambio, desoye el clamor de los dirigentes autonómicos de la Comunidad Valenciana, Murcia, La Rioja, Andalucía y Madrid para adoptar medidas urgentes. A juicio del catedrático de la Universidad de Alicante Joaquín Melgarejo , la inacción del ministro de Agricultura, Luis Planas , «contrasta notoriamente con la complacencia hacia Cataluña cuando solicitó convocar la Mesa de la Sequía , así como la eficacia en la respuesta a su emergencia hídrica con inversiones millonarias en infraestructuras». Para el presidente del comité científico del VI Congreso Nacional del Agua, celebrado este mes en Orihuela (Alicante), «en 2027, cuando finalice el actual ciclo de planificación hidrológica, habrá una situación explosiva que puede afectar al paradigma de crecimiento económico de la cuenca del Segura». Aparte el análisis en este encuentro técnico por parte de este experto del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante, también diputado nacional del PP, otros testimonios en primera persona aportan perspectiva de la trascendencia de la interconexión de cuencas y el reparto del agua. «El trasvase Tajo-Segura llegó en el año 1975 y, para resumir lo que supuso, diré que fue un gran cambio en la calidad del agua: gracias al trasvase llegaron a Elche los cítricos , que necesitan agua buena», relató Pedro Pascual Martínez , un agricultor jubilado de 87 años de edad, al recibir hace unos días el tradicional Premio Antonio Valero que concede la organización Asaja Elche. Este hombre del campo ilicitano ha sufrido como pocos los estragos y dificultades por falta de lluvias, antes de pasar el relevo generacional a su hijo José Manuel. Tras sucesivas sequías, uno de los hitos de su dilatada trayectoria fue construir su propio embalse en el lejano año 1982, cuando también implantó el riego por goteo, así como su primer invernadero para horticultura. «Nos supuso un gran sacrificio económico para toda la familia , pero teníamos que avanzar o nos hubiésemos quedado atrás», rememoró el premiado, tal como informó Asaja Elche.