La mañana del 20 de octubre en Sevilla comenzó con Paz, tan necesaria en el mundo hoy en día y también en la propia ciudad. Porque con ese término que lleva la dolorosa del Porvenir, todo en la vida se hace más llevadero. La Paz protagonizó un rosario de la aurora tradicional, comenzando al amanecer. De hecho, cuando la dolorosa cruzó el dintel de la parroquia de San Sebastián, aún era de noche, reflejando el verdadero sentido de este tipo de cultos. El coro de campanilleros de San José Obrero entonaba, como siempre ha ocurrido, letras en forma de plegarias dedicadas a la Virgen, acompañando el rezo, que impregnó todo el sentido de esta salida. La Virgen de la Paz recorrió las calles del Porvenir, arropada por sus hermanos, que madrugaron para acompañarla. Lucía la imagen radiante en una mañana espléndida, con una temperatura agradable y sin rastro de frío, e vocando esos rosarios de aurora que algunas hermandades aún preservan. A las diez menos veinte concluía esta salida, dando paso a la eucaristía. En esta semana, la titular de la hermandad presidirá la parroquia por la celebración de sus cultos. A la hora de la entrada de la Virgen de la Paz en Ciudad Jardín, comenzaba el rosario de la hermandad de la Milagrosa, cuya titular fue trasladada para celebrar una eucaristía en la parroquia de San Diego de Alcalá, siempre acompañada por un numeroso público. El regreso, iniciado pasadas las doce y media de la mañana fue con música, con la banda de Coria del Río que puso los sones musicales en el cierre de los cultos de esta imagen que hace prácticamente un año salió en extraordinaria para recibir la granada de oro, la máxima distinción del hospital de San Juan de Dios.
