Un caso difícil de creer. Damian Wojnilowicz , un hombre de 36 años, ha sido condenado recientemente en por un tribunal de Cardiff, en Gales, a 22 meses de cárcel por haberse colado, hace unas semanas, de forma ilegal en dos domicilios. Lo surrealista de su caso es que a pesar de que entró allí para robar acabó ordenando las estancias, limpiándolas y preparando comida como si fuera lo más normal. Uno de los episodios lo vivió a mediados de julio una mujer que vivía sola en una casa en Montmouthshire: cuando llegó constató que alguien había estado allí poniendo orden: le habían tendido la ropa, fregado el suelo, recolocado macetas del jardín, ordenado su calzado, cocinado en su horno, vaciado la basura y realizado otras tareas domésticas. Además, le habían dejado una bonita nota , junto a una botella de vino, una copa, un abridor y unos cuantos dulces: «No sufras, sé feliz, come», le habían escrito. Lejos de ser algo agradecido, a ella le aterró. «He estado viviendo en un estado de ansiedad aumentada como nunca había vivido», confesó ella, que pasó a estar acompañada de amigos o sus hijas y que hasta que no supo que el hombre había quedado detenido, dos semanas después, tuvo pánico de que alguien se colara en su casa. Como explicó la BBC, el hecho de no saber si era un conocido o un posible acosador que sabía que vivía sola le aterraba . Un par de semanas más tarde, Damian repitió la historia en otro domicilio, entonces en una residencia de verano en Newport (Gwent), y entonces las cámaras de seguridad detectaron movimiento y el propietario pudo ver de manera remota que alguien estaba en su casa. Como él estaba en un atasco, mandó a su yerno y este se encontró con un hombre, copa de vino en mano, que parecía un tanto ebrio. El hombre lo pudo echar y al poco tiempo quedó detenido. Como se constató, en esta segunda incursión el hombre se duchó, lavó y tendió ropa y también estuvo cocinando y comiendo. Gracias a los restos de ADN ambos casos se pudieron conectar y se vio que Damian también había protagonizado la entrada en Monmouthshire. Las investigaciones posteriores dieron con más detalles chocantes del 'modus operandi' de Damian. En una de las casas llegó a sustituir los cabezales de los cepillos de dientes , renovó herramientas de cocina y se lavó su propia ropa. Durante el juicio, celebrado hace escasos días, Damian se declaró culpable, aunque su abogada argumentó que todo lo hizo porque estaba pasando por un momento delicado , sin casa y con dificultades económicas, y remarcó que él había mostrado públicamente su arrepentimiento por lo que hizo. Ahora, la semana pasada, los tribunales le han condenado a los 22 meses de prisión por entrada ilegal a domicilio privado y por robo de comida y vino, porque él también comió durante su breve estancia. El hecho de que Damian arrastrara otras cuatro condenas previas, por delitos de agresión y de orden público, han agudizado su pena.