«Si me muero, quiero que sepan que no me maté, no me suicidé, nada. Quiero que sepan que fue esta mafia». Estas palabras de Natacha Jaitt siguen calando en el pueblo argentino cinco años después de su muerte . La modelo no escondía el temor a que pudieran acabar con su vida -recibió amenazas anónimas- después de hacer pública una investigación que estaba llevando a cabo sobre la pedofilia y el abuso de menores. Aún así, no cesó en su lucha por destapar el escándalo y aseguró que en ella participaban futbolistas, políticos, periodistas, empresarios y varios poderosos del país sudamericano. Incluso se aventuró a dar nombres. Algunos de ellos, con el paso de los años, han terminado condenados a pena de prisión. «Los Servicios de Inteligencia le dieron parte de la información que manejaba», asegura Ulises Jaitt , su hermano, en conversación con ABC. Muchos no la creyeron, pero el tiempo, en algunos casos, ha terminado dándole la razón. Una de las personas a las que acusó fue al árbitro Martín Bustos , que el pasado diciembre fue condenado a 12 años de cárcel por la causa de los abusos a menores en el Club Atlético Independiente. También aseveró, durante su intervención en 'La noche de Mirtha', que había concursantes de 'Gran Hermano' involucrados. Aunque no lo llegó a nombrar públicamente, Marcelo Corazza , el ganador de la primera edición del formato en Argentina, fue detenido en 2023 por presunta corrupción de menores. Está a la espera de que se celebre el juicio oral. «Cuando sucede algo, se acuerdan de que ella avisó de la existencia de una red de pedofilia. Es terrible», señala el hermano de la televisiva. El cuerpo de Natacha Jaitt fue encontrado sin vida en un salón de fiestas del afamado barrio de La Ñata. Fue entonces, tras trascender su deceso, cuando surgieron dos grandes hipótesis. La primera de ellas tenía que ver con un combo explosivo de alcohol y drogas. Señalar que los análisis toxicológicos evidenciaron que la modelo habría consumido cocaína esa noche. Así mismo, en la autopsia, se recoge que murió por un edema pulmonar agudo seguido de un fallo multiorgánico. Sin embargo, sus familiares no se creyeron los resultados y confesaron que, en su opinión, se trataba de un homicidio para que no saliera a la luz toda la información de la que disponía y que podía comprometer a altas personalidades de la sociedad argentina. Ahora, cinco años después, con una investigación particular y cuando ya se ha archivado la causa, Ulises ha recurrido a la Justicia Federal de San Isidro para que esclarezca lo que ocurrió aquella noche. «Todos sabemos que la Justicia en Argentina es corrupta, reciben sobres y los fiscales y los jueces miran para otro lado. Ahí está el por qué de tantas causas que se tapan y que quedan en la nada. Las cosas aquí se arreglan con dinero», lamenta. Pero sus palabras no provienen del rencor, sino por el desazón de que, con todas las pruebas que ha podido recabar, no hayan investigado la muerte de Natacha. Ulises tiene en su poder un informe, que consta de 30 páginas, en el que muestra las incongruencias del caso y las pistas que apuntan a que la muerte de su hermana no fue una simple sobredosis. En la autopsia salió que tenía restos de cocaína en el estómago. «Un médico forense me dijo que eso ocurre cuando se toma vía oral, por la boca. Ella solo consumía por la nariz. Se la pusieron en la copa. Se aprovecharon de que tenía una adicción y lograron que se desmayase. La asesinaron», desliza. Además, considera que es sospechoso que uno de los sujetos que se encontraba allí se llevase «las copas y la bebida de la habitación antes de que llegase la Policía. ¿Por qué se las llevó? ¿Qué escondía?». También que no llamase a Emergencias en el momento en el que se desplomó: «La dejó tirada en la cama, bajó a la primera planta y dijo que se había dormido. Se tomó todo el tiempo sin auxiliarla. Una persona normal llama de inmediato. No quiso salvar la vida de mi hermana, tenía el cometido de matarla». Sobre esta misma persona, Jaitt apunta que encontraron «contradicciones en sus conversaciones»: «Dijo a una chica que Natacha ya estaba allí y que había llevado droga. En la hora de los mensajes se puede ver que ella estaba en la estación de servicios, no había llegado». También expone que hubo un miembro de la Policía que se presentó en el local sin tener que hacerlo: «Tomó una fotografía de Natacha muerta y movió la mochila de la planta baja a la de arriba, donde murió. Está prohibido alterar la escena». Apuntar que eso consiguió demostrarlo cuando reclamó que se le mostrasen las horas de grabación que, en un principio, no le habían proporcionado: «Me enseñaron solo una parte. Cuando pedí que me enseñasen el resto, apareció ese trozo. Con eso, logramos citarlo y cuando mis abogados le preguntaron se limitó a decir: 'No lo recuerdo'». «Las cámaras filmaron hasta las siete de la mañana y solo me dieron lo que se grabó hasta las tres. Imagínate con lo que me puedo encontrar», expresa a este periódico. «Quemaron el pool de vísceras a las tres semanas cuando tiene que hacerse al concluir una investigación», añade. Con su lucha, consiguió que se cambiasen dos fiscales. Y aunque la familia llegó a estar esperanzada, a los 30 días, decidieron archivar la causa el pasado marzo: «Para mí, siguieron órdenes. Antes de que se designasen, un periodista salió diciendo que ya tenía la información de que iba a archivarse la causa». No tuvieron en cuenta la documentación que aportó Ulises en dependencias judiciales: «Presenté un informe en el que incluía seis testigos que no fueron citados a declarar. Una de ellos tenía información de que la Policía, tras llegar allí, dijo que la mataron. Una mujer que tenía conexión directa con ellos». También pidió que citasen a un médico que, paralelamente, analizó la autopsia de Natacha: «Decía que los estudios del corazón no condicen con los que se había realizado tres meses antes en un hospital público. En la autopsia salía que tenía cardiopatías crónicas, en el estudio anterior que no tenía ninguna. Pedí que llamasen a nuevos médicos para que comparasen ambas y no me hicieron caso». Otro aspecto importante es el tiempo que tardaron en desbloquear la tableta de Natacha, donde guardaría toda la documentación que tenía en su poder: «Se convirtió en el dispositivo que más tardó en desbloquearse de la historia de Argentina. Cuando lo hicieron, no me dejaron estar delante para ver lo que había dentro. Nos mandaron un informe parcial, lo que ellos querían. Si me ocultaron parte de la filmación de la noche de la muerte, imagínate lo que me habrán escondido de lo que contenía la tableta». También, un mes y medio antes del morir, la modelo denunció haber sido violada: «Ese proceso debía continuar, ella no llegó a hacerse la pericia psiquiátrica en el anatómico forense por lo que pasó. Eso es sospechoso. Hay muchas situaciones para investigar». Por su parte, una de sus abogadas, explicó, hace unas semanas, que no van a parar hasta que se sepa toda la verdad: «Natacha dijo tener información comprometida sobre personas influyentes, lo que podría tener paralelismos con las actividades de espionaje y extorsión que se le atribuían a Marcelo D'Alessio . La muerte de Natacha sucede a los nueve días del allanamiento a D'Alessio, donde se encuentra una carpeta llamada 'Operación Natacha Jaitt'». Aún así, Ulises Jaitt no pierde la esperanza: «No confío en nadie, pero tengo que seguir intentándolo. Estamos expectantes, en las próximas semanas nos lo dirán».