El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha invitado formalmente al Papa a visitar Canarias en su reunión privada en el Vaticano, aunque el Pontífice no ha confirmado el viaje. En una reunión durante cerca de 35 minutos ha trasladado al Papa la invitación oficial, que es uno de los requisitos fundamentales para que el equipo que gestiona la agenda internacional de Francisco comience a dar pasos concretos para los preparativos. Sánchez ha explicado que la invitación para visitar Canarias se fundamenta en el «interés que tiene la Santa Sede por conocer la realidad del pueblo canario», sobre todo por los flujos migratorios que están llegando a sus costas. Ya el Papa manifestó abiertamente su deseo de viajar a Canarias en medio de la crisis migratoria que afecta al archipiélago el pasado 13 de septiembre para « estar cerca de los gobernantes y del pueblo de Canarias» . El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, también invitó al Pontífice a visitar el archipiélago para conocer la realidad migratoria el pasado mes de enero cuando se reunió con él en el Vaticano. Por otro lado, Sánchez también ha trasladado al Pontífice su voluntad de llevar a cabo políticas de integración para los migrantes que llegan a España, principalmente a Canarias, ahondando en «una cuestión que al Papa Francisco le preocupa y mucho», ha señalado el presidente. Ha explicado a Francisco cuál es la política migratoria que defiende el gobierno español «basada en el control de fronteras» y «en la ampliación del sistema de acogida », así como en «la ayuda al desarrollo económico de los países de origen y de tránsito de esa migración irregular« como segundo pilar. A este respecto, ha señalado que además de la cuestión humanitaria, la migración es favorable para «el desarrollo económico» y la «prosperidad presente y futura» de España. «Si no hace nada durante las próximas décadas, (España) va a perder cuatro millones de personas en edad de trabajar y, por tanto, vaya a tener, si no hace nada, la misma fuerza laboral que en 1996, lo que implicaría una reducción del crecimiento potencial en nuestro país del 2% al 0,1%», ha sentenciado. Ha abogado por una política migratoria que sea « humanista » y «respetuosa con los derechos humanos», además de «contundente contra las mafias que trafican con seres humanos, reduciendo al máximo la entrada de inmigrantes irregulares».