La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada celebró este jueves la última fiesta en la que ha sido su casa en los últimos 30 años en el madrileño Paseo de la Castellana. «Recuerdo que yo quería una casa en Conde Orgaz o frente al Parque de El Retiro , pero cuando me enseñaron esta, me enamoré al instante y ya no miré ninguna más». No hizo el trato directamente con su anterior propietario el aristócrata y escritor J osé Luis de Vilallonga y su entonces mujer Syliane : «Yo se la compré a un subastero y eso que José Luis era pariente mío de Barcelona». Lo primero que hizo fue reformarlo a su gusto y darle color a los 705 metros cuadrados de vivienda que, desde hace unos meses, tiene a la venta: «Por aquí ha pasado toda la gente importante de este país y de otros muchos, cuando han estado de paso por Madrid, todos los días he hecho una comida y he organizado muchas cenas. Al principio. quería que fuese una cosa discreta, pero, ahora, como ya no me urge porque vendí el estudio y compré la nueva casa, he decidido que sea un proceso divertido y la verdad es que hacerlo a través de la familia Kretz es la bomba». La diseñadora se declara fan de esta familia parisina dedicada a la venta de inmuebles de lujo, que está a punto de estrenar la quinta temporada de su reality 'Negocio familiar. Viviendas de lujo' en Netflix . «Soy muy fan de la serie, me había visto todos los capítulos y la verdad que al principio no me lo creía hasta que me llamó Louis y hablé con él. Ahora se han convertido en amigos. Además, son súper naturales como en la serie y a mí eso me encanta», confiesa Ágatha. Valentina Suels , una joven venezolana casada con Jorge Valdé s , arquitecto y socio de José Antonio Otamendi , propietario de Re Group, dedicados a la compra, reforma e interiorismo de lujo y asentados en Madrid desde hace siete años, fue las que les puso en contacto. «Los Kretz le pidieron a Valentina una casa original y especial en la capital y ella les habló de la de Ágatha y a ambos les encantó la idea», explica Jorge. Él es el encargado de la reforma de la nueva vivienda de la diseñadora en la calle Serrano. «No tiene nada que ver con esta, va a quedar preciosa, hemos agathizado la zona más privada y en los espacios comunes hemos respetado el estilo del edificio que es una joya arquitectónica», explica. Según la diseñadora, la vivienda es más pequeña que la actual, pero es «mi proyecto para la tercera edad, para mí sola y va a ser la pera». No le da pena deshacerse de tantos buenos recuerdos y experiencias vividas, pero sí tiene un deseo para los nuevos propietarios: «Sería muy bonito que fuera un amigo mío». Sin embargo, a su íntima Tata Peñas y a su marido el prestigioso cirujano plástico Juan Peñas , también presentes en la fiesta, les encantaría mudarse unos portales más abajo de donde viven ahora. «Me da pena que se la quede ella porque tendré que seguir viniendo mucho, aunque igual cambio de opinión», reconoce resignada. Lo cierto es que entre el más de un centenar de invitados a la última fiesta, este jueves, había muchos más interesados en adquirir el inmueble. Los Kretz están convencidos de que la van a vender rápido, tienen muchas visitas organizadas en los veinte días que llevan con ella y todos coindicen en que las vistas son increíbles, está cargada de historia y los 7.500.000 euros que pide la diseñadora se ajustan al precio del mercado actual. Si por algo se caracteriza Ágatha es por la originalidad en todo lo que hace, por eso no le importa vender su casa en un reality: «Es una manera súper moderna y divertida. Yo hace años un domingo que estaba en Nueva York me levanté, miré por internet y me apunté a un 'house tour' con más clientes. Fui, lo vi, me encantó y me lo compré en el momento». Olivier y Sandrine Kretz , los padres de la televisiva familia empezaron en el sector inmobiliario por casualidad. Ella era profesora en un colegio elitista de París y se dio cuenta gracias a su buen hacer vendiendo algunas casas de sus alumnos que se les podía dar muy bien el negocio. Veinte años después, los Kretz, agencia inmobiliaria cien por cien digital, cuenta con más de un centenar de agentes en Francia y están expandidos por medio mundo. Poco a poco han ido metiendo en el negocio a sus cuatro hijos Martin, Valentín, Louis y Raphael , también la abuela del clan, Majo , de 89 años y con perfil en Instagram, tiene un papel importante en sus vidas y es una de las estrellas del reality. Muchos la buscaban en casa de Ágatha, pero su hija Sandrine reconocía que se había quedado con las ganas de venir a España porque adora nuestro país pero que ya no está para esos trotes. Los Kretz se adentraron en el mercado español primero en Barcelona, ciudad donde se han mudado dos de sus hijos en la última temporada, pero parece que Madrid y las islas Baleares les tienen también enamorados. Begoña Vázquez , es una de las cuatro agentes que lleva trabajando desde hace año y medio para los Kretz en la capital. Gracias a ellos se ha llevado a cabo la venta del castillo de Pedraza (que han adquirido el productor Luis Álvarez y sus socios Santiago Segura y José Mota ), han vendido el piso de un conocido actor en la Plaza Mayor o una casa espectacular en 'Calas de Guisando' una de las urbanizaciones más lujosas del Pantano de San Juan, donde tienen propiedad desde Carlos Sainz a Kubrat de Bulgaria y su mujer Carla Royo-Villanova . Su comisión está entre un seis y un siete por ciento del valor dependiendo de si son apartamentos, castillos o mansiones. Aunque en la serie todo parece muy rápido, Louis explica que dedican mucho tiempo a cada operación. «Después de la primera temporada, no imaginábamos que esto seguiría. De hecho, en la quinta que estrenaremos pronto vendemos una casa en Hong Kong, en el lago Di Como , la de Ágatha y una preciosa casa frente al mar en Biarritz», adelanta Louis en conversación con ABC. La unión familiar y la idea de darle más importancia a las viviendas y los clientes que al conflicto entre ellos es parte del secreto de su éxito frente a otros realities en los que la propiedad es lo de menos. Este jueves se dieron cuenta de que su fama ya ha traspasado fronteras, ya que pocos asistentes no cayeron en la tentación de pedirles un selfie. No aceptan todas las viviendas, buscan la diferencia y originalidad dentro del lujo y son conscientes de que la popularidad ha sido un trampolín para su éxito empresarial que sigue creciendo.