Hay situaciones en las que no se puede contraargumentar. No porque la cosa parezca tan loca que una se quede sin palabras. No, me refiero a esas veces en las que, por muy disparatada que parezca la afirmación, cualquier análisis te lleva a concluir que eso que querías rebatir es absolutamente cierto. Pasa con lo de Nicolás Maduro. Ha dicho el hombre que «Ya es Navidad» en Venezuela, y si una se para a pensarlo sabe que es así. Si el centro comercial es todo suyo, ¿cómo no va a tener razón? ¿Cómo no va a poder decretar cuándo empieza cada campaña? Llevan años advirtiéndonos los analistas políticos de que las ideologías se parecen cada vez más a las religiones...
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