Lo habitual es que Sonsoles Ónega se sitúe en su lado de la trinchera y someta a preguntas a sus entrevistados, pero ahora ha cambiado su frente de batalla para abrir su corazón en una entrevista para «Diez Minutos» donde ha hablado de todo: desde su pareja, Juan, a su éxito como « reina de la tarde » en televisión. La multifacética periodista ha iniciado una temporada de «Y ahora Sonsoles» con una hora más de programa y sigue con la promoción de su novela, «Las hijas de la criada». « Tengo agotamiento crónico , pero no como algo clínico, sino de forma expresiva. Yo pensaba que era de energía ilimitada y me he dado cuenta de que hay que saber parar un poco», reconoce. Su vida es un ir y venir, con una gran carga de trabajo y menos tiempo para la familia. «Mis hijos no terminan de verbalizar el reproche y no sé por dónde saldrá. Cuando estoy con ellos intento que sea tiempo de calidad , y ahora que ya son mayores me doy cuenta que lo más importante es escucharlos», dice al respecto en la entrevista para «Diez Minutos». Sonsoles Ónega también reconoce que le debe mucho tiempo a su compañero de viaje: «Juan, mi pareja, es un tío muy disfrutón y se ha encontrado con una tía que no tiene tiempo para disfrutar de la vida. Ahora me organizo de otra manera y por suerte este verano he tenido muchas vacaciones y a finales de agosto ya estaba deseando volver». ¿Y cómo le sienta el amor? «Al principio me altera mucho, pero mucho, por esos efectos físicos que te ocupan tanto en el cerebro. Y ya cuando pasa el tiempo me da estabilidad », contesta en un nuevo guiño a su pareja. La presentadora de televisión no ha querido pasar la ocasión de reivindicar a sus referentes profesionales . «María Teresa Campos, por ejemplo, nunca nos vimos físicamente, pero ella sabía que la admiraba mucho. Me gustaba mucho cómo sabía hacer que todo el mundo la entendiera. Y luego desde Encarna Sánchez hasta Luis del Olmo, pasando por Iñaki Gabilondo , que luego fue mi jefe y muy duro. Es gente que ha hecho escuela en nuestro oficio», relata. Sonsoles Ónega ha tenido que escuchar cómo se refieren a ella como «la reina de la tarde» por su éxito de audiencia, algo que, como ella dice, « impone, pero me salva no creérmelo ». Al respecto, añade: «No me creo reina de ningún reino. No quiero cambiar como soy, porque el ascenso a los cielos y el descenso a los infiernos lo tengo muy aprendido. Relativizar la fama es muy importante y tengo la suerte de que mi entorno familiar es muy sólido y siempre me bajan a tierra». La profesión le viene de cuna y tampoco desperdicia la oportunidad de ensalzar las enseñanzas de su padre, Fernando Ónega, quien siempre le ha dado buenos consejos. «Principalmente la honestidad y la obligación de estar bien informada . Lo de venir a trabajar sin los periódicos leídos, es algo impensable. Y me siento mal si a las ocho de la mañana no escucho la radio», explica. Para Sonsoles Ónega, todo es vocación. «Siempre quise periodista y si había algo que me llamaba la atención, me encargaba de escribirle a la persona . Nunca lo he contado y me da mucha vergüenza, pero recuerdo cuando a Isabel Tocino se le murió su hija ahogada en la piscina, y yo le escribí una carta. A veces no las enviaba, simplemente las escribía y compartía reflexiones, también me presentaba a concursos de relatos», resume.