Emilio Herrera no solo fue inventor. También fue aviador, ingeniero, militar, político y aventurero. Desde muy joven en su Granada natal destacó por su curiosidad y su vocación científica, a lo que pronto añadió su sueño de realizar viajes verticales. Por eso comenzó su búsqueda de los medios necesarios para lograrlo a principios del siglo XX, inclinándose más por la ciencia y la tecnología y dejando de lado su querencia por la ciencia ficción. Así es como inventó su «escafandra astronáutica», tal y como la bautizó él, que la NASA adaptó para los viajes espaciales décadas después. La agencia espacial intentó, incluso, contar con sus conocimientos, pero se negó, en un enfrentamiento que plasmaba muy bien su patriotismo y su...
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