Tenía el destino reservado para la última novillada del Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra el premio para los aficionados fieles a este ciclo. Una de las ganaderías predilectas de la afición sagreña se daba cita, una vez más, el último día de serial. Con un punto más notable de presencia sobre el resto de ganaderías, los pupilos de Celestino Cuadri dejaron una tarde memorable que se podría desglosar en dos partes; una primera colmada de nobleza y buenas cualidades y otra segunda marcada por el peligro y el sentido que desarrollaron del cuarto al sexto. Con sus matices, fue elegida como la mejor del serial a la postre, y con razón. Una tarde de emociones encontradas en la que primó la emoción de dos ejemplares importantes (1º y 2º), que es lo que se viene a buscar verdaderamente a esta plaza. A este festín ganadero, tanto en lo bueno como en lo complicado, se le sumó la presencia de tres tíos duros (cuadrillas aparte) que se sobrepusieron a las condiciones de la novillada. Joao D'Alva, Jesús de la Calzada y Miguel Andrades dignificaron el significado de matar este tipo de hierros tras dar una tarde muy seria y comprometida en el conjunto de los tres novilleros. Hubo de todo; toreo bueno, emoción, riesgo, miedo y otras muchas emociones que conviene destacar. Aunque todos cuajaron una tarde de mérito, Miguel Andrades regresó a Villaseca con otro caché diferente al del año pasado y destacó en todas la facetas de la lidia, y eso fue percibido por el público. Un repertorio taurómaco que ya conocen bien los aficionados sagreños, en el que se pudo ver como trato de lucir a sus toros en el caballo, sobre todo, en el sexto cuando se quedó solo en el ruedo para colocarlo en suerte. En la faena frente al complejo tercero, el jerezano sacó lo mejor del utrero en tandas muy esforzadas por derecho, bajando la mano y obligando para darle al trasteo esa emoción que necesitaba para romper al público en una faena de mucho mérito. Con el sexto no hubo toreo, pero si dimensión. Bailó con la más fea de la fiesta y se fajó sin importarle nada. Sólida tarde en su conjunto en la que, una vez más, destacó por sus impresionantes tercios de banderillas con exposición y conocimiento de los terrenos. Joao D'Alva , por su parte, logró una tarde muy digna. Regresaba con la de Cuadri tras la cornada del pasado año y se puede decir que se pudo resarcir de aquel mal recuerdo. Muy metido en la tarde y con las ideas claras, mantuvo un concepto lidiador interesante durante toda la tarde. Quiso agradar en banderillas, viéndose sobrepasado en ocasiones por la pujanza de los novillos. No obstante, la dimensión se mantuvo en dos trasteos muy completos y en los que el portugués dio la cara y se pudo ver una evolución muy significativa con respecto al pasado año. La espada quizás le pudo pasar factura, pudiendo haber obtenido, seguramente, un triunfo mayor. Y no por última en mencionar es menos importante la tarde de Jesús de la Calzada . El salmantino también logró mitigar la sensación de peligro que transmiten los Cuadris en una primera faena en la que toreó con mucho gusto y poder. Siempre buscó la colocación y tragó de verdad con un novillo con mucho que torear y del que es complicado estar a la altura. Con el quinto, la cosa fue decayendo. Jesús, en su línea valiente, se metió en una faena con mucho compromiso, un utrero que aprendía por segundos y que sabía lo que se dejaba atrás. Todo fue entrega en una faena que acabó de la peor manera posible. Cuando trataba de descabellar el novillo le sorprendió, propinándole un brutal golpe en el hombro , dejando una imagen dantesca con el novillero gritando de dolor y el brazo derecho completamente rígido. Afortunadamente todo quedó en nada tras su paso por la enfermería. Plaza de Toros de Villaseca de la Sagra (Toledo) . Novillos de Hijos de D. Celestino Cuadri, de excelente presentación y de juego variado, destacando al primero y segundo por su calidad y nobleza, para: Joao D'Alva (Sangre de toro y oro): ovación y palmas tras aviso y silencio tras dos avisos en el que mató por Jesús de la Calzada. Jesús de la Calzada (Blanco y oro): silencio y herido. Miguel Andrades (Grana y oro): ovación y palmas tras aviso.
