Grandes pancartas cuelgan del edificio de la Galería Nacional Eslovaca, en el centro de Bratislava , día sí y día no: «La verdad gana» , «La nación se ha levantado», «¡No os dejéis desarmar!», «Nos defendemos». Cada pancarta es retirada por el personal del museo, por orden de la dirección, y dos o tres noches después vuelve a aparecer un menaje de protesta en su lugar. La escena cultural eslovaca está en pie de guerra desde que, a principios de agosto, la ministra nacionalista y de extrema derecha, Martina Šimkovičová, despidió de un plumazo y sin motivo aparente a la directora de la Galería Nacional, Alexandra Kusá, y al director del Teatro Nacional Matej Drlička. Sólo cuando comenzaron las protesta...
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