COMO en los sabores, en los sonidos, en los olores, en las personas, en los sitios, también en la luz, en las distintas luces, habita la memoria. Septiembre tiene luces de mediodía que tienen dentro la memoria del lagar, y el pegajoso olor de los racimos de uvas amontonados, y sin querer, la memoria se va a los lagares de la infancia y al último que visité entre amigos, en Chucena, el lagar de Serafín, donde los que saben beber dicen que allí, en la vieja umbría donde duermen siglos de sabores, nace el mejor mosto de toda la zona, Condado y Aljarafe juntos. Y septiembre tiene, a media tarde, una inevitable luz de verdeo. Por esa luz viene la...
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