El modernismo o art noveau se plasmó en Barcelona en todo tipo de manifestaciones: arquitectónicas, pintura, escultura, literatura, música… y también en los bares y restaurantes. Entrar en Muy Buenas, establecimiento de la calle del Carme, 63 que abrió en 1928 como casa de comidas, es adentrarse en el túnel del tiempo para disfrutar del mobiliario, color y artes aplicadas a su exuberancia decorativa de líneas ondulantes y sinuosas, porque la curva es la línea de Dios, según dejó dicho Gaudí. También supone degustar un compendio de la cocina tradicional catalana, comida de elaboración casera, sin artificios , que recorre los platos típicos de todo el Principado y que son ideales para compartir. La cuidada decoración modernista de la portalada exterior invita a traspasar la puerta para adentrarse al onírico ambiente de la Barcelona de principios del siglo pasado . Una vez en el interior, destaca la elegante mampara de madera con cristales grabados en ácido del interior, presidida por un reloj que parece detenido en el tiempo. El segundo piso descubre un original espacio, excelente como sala privada para pequeñas celebraciones o para realizar comidas de grupo, presidido por una espectacular barra. En la carta se informa que «la cocina catalana es un reflejo de sus paisajes y sus gentes. Es una cocina mediterránea de litoral y de tierra adentro, de huerto y payés, una cocina de montaña y una de ciudad, de obrero e industrial. Cocina de sofrito y la escalivada, de la cazuela y el rescoldo, del asado y del mano de mortero. Todas confluyen y conforman la riqueza de la cocina catalana». Los precios, todos muy razonables, de modo que se puede comer a la carta perfectamente por unos 25 euros por persona. Tras la lectura del anterior mensaje y la comprobación de que la carta es un compendio del paisaje en el plato que dijo Pla, el cronista decide entregarse a las recomendaciones del pizpireto Martí, quien, presto, trae a la mesa un pulpo frito con sanfaina a modo de ensalada, y una clotxa del Ebro, panecillo desmigado sobre el que se coloca escalivada coronada por sardina ahumada muy recomendable , al igual que el salteado de calamares con alubias de Santa Pau y ajos tiernos y el exquisito pollo rustido a la catalana, elaborado a cocción lenta para que las ciruelas y albaricoques secos, los piñones, uvas pasas y tomate junto al resto de ingredientes puedan transmitir sus esencias a la carne de corral durante horas de chup chup. Y de postre, un viaje a la infancia a base de pan con chocolate, aceite y sal y, de chupitos, una ratafía y un licor de abeto que sabe literalmente como si se mordiera una rama del árbol. Muy buenas dispone de un colosal menú degustación que arranca con una copa de cava y un pica-pica integrado por buñuelos de bacalao, una clotxa del Ebro, además de la ensalada de ventresca de atún, tomates de temporada y olivada. Sigue una tabla de longaniza de payés y bull de lengua, una tostada de águila ahumada también del Delta y pan, naturalmente con tomate. Y de platos principales, la degustación sigue compartiendo albóndigas con sepia, lomo de bacalao con crema de guisantes a la menta y una contundente tortilla en salsa. De postres, no falta la crema catalana, el helado de ratafía y, de bebida, Trias Batlle Blanco y tinto, agua y café. Todo ese festín por el módico precio de 50 euros. El establecimiento también dispone de un menú semanal con diferentes opciones a escoger entre 5 primeros, 5 segundos, 4 postres y bebida por 17,90 euros. Este bar y restaurante modernista ofrece más de 30 vinos catalanes, y un menú de coctelería, también con destilados de la tierra. El local pertenece al grupo Confitería, que este año cumple su primera década de existencia. Fue en 2014 cuando Enric Rebordosa y Lito Baldovinos decidieron salvar del cierre el establecimiento La Confitería, como luego hicieron con Muy Buenas orientados por el propio Ayuntamiento de Barcelona, que les puso sobre la pista para rescatar este local. Ya contabilizan cinco emblemáticos que forman parte del patrimonio barcelonés, como son Muy Buenas, Cèntric, Bar Betlem, La Confitería y el Café del Centre. Y ahora el grupo dispone de 15 establecimientos, entre los que también destaca la coctelería Paradiso, que en 2022 fue declarada el mejor bar del mundo y pronto abrirán la Font del Gat.