La vuelta al cole es un momento que puede generar mucha inquietud en los niños y es fundamental que, como padres, estemos atentos a las señales que puedan indicar que no lo están llevando bien. En experiencia de Sonia Martinez, psicóloga especialista en inteligencia emocional, técnico superior en Educación Infantil, fundadora y directora de los centros Crece Bien , «los cambios en el comportamiento suelen ser los primeros indicadores. Si de repente notas que tu hijo está comiendo menos o tiene dificultades para dormir, esto podría ser una señal de que algo le preocupa. Los niños a menudo manifiestan su ansiedad de maneras que no siempre son obvias, como cambios en el apetito o el sueño». Otro aspecto importante a observar es cómo se comporta emocionalmente . «Si lo ves más irritable, sensible o se enfada con facilidad, podría estar experimentando estrés», asegura Martínez. «También es común que los niños expresen su ansiedad a través de quejas físicas, como dolores de cabeza o de estómago, que a menudo no tienen una causa médica clara, sino que están ligados a su estado emocional», añade. Además, esta experta sugiere a los padres que presten atención a su comportamiento social . «Si tu hijo se aísla más de lo habitual, prefiere estar solo o evita actividades que antes disfrutaba, esto puede ser un indicativo de que algo no va bien. A veces, los niños también empiezan a preguntar constantemente sobre la escuela, los maestros o los compañeros, lo que puede reflejar sus preocupaciones internas». Para la directora de los centros Crece Bien, es fundamental mantener una comunicación abierta y sincera . De esta forma, sugiere lo siguiente: «Puedes acercarte a él o ella y decirle, por ejemplo: 'He notado que últimamente no duermes tan bien, ¿hay algo que te preocupa?' o '¿Te apetece hablar sobre cómo te sientes con la vuelta al cole? Estoy aquí para escucharte'. A veces, simplemente estar presente y proponer actividades relajantes, como colorear juntos, leer un cuento o dar un paseo, puede abrir la puerta a que tu hijo se sienta más cómodo para compartir lo que le preocupa». En este tipo de conversaciones , recuerda Martínez, el «cómo» decimos las cosas es crucial . «En mi trabajo con familias he visto cómo el tono de voz puede marcar la diferencia en la manera en que un niño recibe un mensaje. Los niños son increíblemente sensibles a la manera en que les hablamos. Un tono suave y calmado puede hacer que se sientan seguros y apoyados, mientras que un tono más brusco o impaciente puede aumentar su ansiedad o hacerles sentir que están siendo juzgados. Por ejemplo, no es lo mismo decir 'Entiendo que estés nervioso/a' con un tono tranquilo, que hacerlo de manera más rápida o impaciente. El primer enfoque les ofrece consuelo, mientras que el segundo podría hacer que se cierren más». También, añade, es importante considerar la cadencia : «Hablar despacio, con pausas adecuadas, les da el tiempo que necesitan para procesar lo que estás diciendo y para sentirse comprendidos. Puedes decirle: 'Sé que puede ser un poco estresante volver al cole, pero estoy seguro/a de que vas a hacerlo genial. Vamos a hacerlo juntos, ¿vale?' Este tipo de frase, dicho con calma y con un ritmo pausado, puede ser muy reconfortante para ellos. Y si te cuentan algo que les preocupa, hacer una pequeña pausa antes de responder, respirando profundamente, puede ayudarte a responder de una manera más empática y no reactiva». Ponerse a la altura del niño y mirarle a los ojos es una de las cosas más poderosas que podemos hacer para fortalecer la comunicación, recuerda esta psicóloga. «Cuando te agachas o te sientas a su nivel, le estás demostrando que estás totalmente presente, que le estás escuchando de verdad y que lo que tiene que decir es importante para ti. Esta simple acción puede reducir cualquier sensación de superioridad que pueda sentir al hablar con un adulto, lo que facilita una comunicación mucho más abierta y sincera». Mirarle a los ojos mientras hablas con él o ella, pero siempre con una mirada suave y comprensiva, es crucial, advierte. «Esto transmite empatía y le hace sentir que estás ahí, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Puedes decirle algo como: '¿Te parece si nos sentamos aquí juntos y me cuentas cómo te sientes?' o 'Estoy aquí para escucharte. ¿Qué te preocupa?'. Al mantener este tipo de contacto visual y corporal, creas un ambiente seguro en el que el niño se siente valorado y comprendido». Siguiendo estas premisas, estas son las diez frases que desde Crece Bien comparten para que los padres puedan calmar las inquietudes de sus hijos en la vuelta al cole: «Entiendo que estés nervioso/a, es normal sentirse así antes de algo nuevo.» Validar sus emociones es clave para que se sientan comprendidos. «¿Recuerdas lo bien que te lo pasaste el año pasado? Este año puede ser aún mejor.» Ayúdales a enfocarse en las experiencias positivas del pasado. «Vamos a ir poco a poco, y si te sientes incómodo/a, siempre podemos hablar y encontrar soluciones juntos.» Ofrecer apoyo continuo les da seguridad. «¿Qué es lo que más te emociona de volver al cole?» Cambia su enfoque hacia lo positivo y emocionante. «El primer día siempre es el más difícil, pero pronto te sentirás cómodo/a y feliz de estar con tus amigos/as.» Reafirma que la incomodidad inicial desaparecerá. «Puedes llevar contigo algo que te haga sentir bien, como tu pulsera favorita o una foto.» Un pequeño objeto puede ser un gran consuelo. «Estoy orgulloso/a de ti por ser tan valiente. Vamos a hacerlo juntos.» Refuerza su valentía y el apoyo familiar. «La maestra/el maestro está allí para ayudarte y asegurarse de que te sientas bien en clase.» Recuérdales que no están solos, los profesores también están para ayudarles. «Todos los niños y niñas se sienten un poco nerviosos/as al principio, y eso está bien. Pronto te adaptarás.» Normalizar sus sentimientos es fundamental. «Puedes contarme cómo te sientes en cualquier momento, y encontraremos la manera de sentirnos mejor.» Mantén la puerta abierta para la comunicación continua. Con estas frases, podemos ayudar a nuestros peques a enfrentarse a la vuelta al cole con una sonrisa y la confianza de que todo irá bien.