Es sin duda un año para picar piedra en la cantera. Escarbar a dentelladas secas y calientes, que diría el poeta, hasta encontrar alguna joya de la que luego poder presumir en juntas de accionistas y carteles en la ciudad deportiva. También para atraer una jugosa llave de plusvalías. Sabedor de las circunstancias que rodean la situación a nivel deportivo y económico, y desde hace ya demasiado también desde el plano institucional, donde viene barruntándose una corriente harto crítica que clama contra la gestión del consejo, el Sevilla aspira a sacar cuanto antes la cabeza de la zona baja de la clasificatoria en un parón liguero al que ya llegaba sumido en la más profunda de las reflexiones. La derrota...
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