El barón socialista disidente es una criatura mitológica condenada por los dioses a vagar por el desierto debido a su tendencia a arrugarse en el último momento. Por lealtad militante, por disciplina o por miedo. No obstante, el pacto fiscal catalán ha puesto a Lambán y Page en la tesitura de hablar claro o faltarse a sí mismos al respeto. A Sánchez le da igual, porque tiene el partido en el puño, ha impuesto sus reglas de juego, o más bien la ausencia de reglas, y las críticas minoritarias le rebotan como un eco lejano que apenas alcanza a resultar molesto. Los deja hablar porque no tiene –por ahora– más remedio y luego se hace aclamar por el resto de...
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