El Papa inicia este viernes la etapa más conmovedora de su viaje. Francisco pondrá pie por primera vez en Oceanía , y lo hará en Papúa Nueva Guinea, uno de los países más pobres del mundo, el 183 de los 187. Va a reunirse con los líderes políticos, pero también con niños de la calle. Y visitará una misión prácticamente incomunicada en la selva, a dos horas de vuelo de la capital . «Es un país que no interesa a nadie, ni a las grandes empresas ni a los gobiernos. Por eso les ha conmovido que el Papa piense en ellos, porque es casi el primer líder mundial que se preocupa por ellos», reconoce a ABC la hermana Fátima, la única española registrada en esta isla. Esta misionera de Burgos lleva dos años en Alotau, en el sudeste de la isla y se ocupa de cuidar a ancianos, independientemente de su religión. Coincide con ella el obispo franciscano Donald F. Lippert. « Los católicos están orgullosos de que venga hasta aquí, les hace sentirse especiales y que no les ha olvidado», explicó a este periódico En Papúa Francisco visitará dos ciudades, la capital Port Moresby y Vánimo, en el norte de la isla, casi en la frontera con Indonesia. Se desplazará hasta allí en un avión de la «Royal Australian Force», pues la ciudad está inmersa en la selva tropical. Allí pasará la tarde con un grupo de misioneros, algunos de ellos procedentes de Argentina. En los 27 años que llevan han construido una escuela y un centro para niñas víctimas de abusos. Los gobiernos de la UE consideran que todo el territorio del país es «muy peligroso» y aconsejan a sus ciudadanos que viajen a Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, sólo si es estrictamente necesario . Además, en 2004, 'The Economist' la calificó como la ciudad más peligrosa del mundo para extranjeros. La principal amenaza es la alta probabilidad de ser secuestrado y la brutalidad de los conflictos tribales, que incluyen el uso de machetes y armas de fuego y se escapan del control a en cuestión de minutos. Al Papa no parece frenarle. La inseguridad tampoco impedirá la llegada de peregrinos desde varias regiones. En este país en el que el 80% de la población vive en zonas remotas, accesibles sólo caminando, en bote o en canoa, muchos católicos han emprendido un largo viaje y afrontado carreteras en malas condiciones e inseguridad, para llegar hasta Port Moresby y ver al Papa. «Desde Alotau viajarán dos días en barca, que es el modo más barato, pero deben llevarse víveres tanto para la ida como para la vuelta», explica la hermana Fátima. «Otros van a alternar furgoneta y 'dingui', una especie de lancha, que es un poco más cómodo, pero van a tardar más o menos lo mismo», asegura. Aunque el cristianismo llegó a sus islas en la segunda mitad del siglo XIX, no se introdujo dentro del país hasta hace 70 años, casi al mismo tiempo que los antropólogos que buscaban en sus frondosas selvas tribus sin contacto con occidente o el mito de civilizaciones no «contaminadas» por el progreso. Allí encontraron grupos que aún estaban en la Edad de Piedra y que no conocían la invención de la rueda. Algunos de aquellos primeros grupos de misioneros zarparon desde Barcelona en 1881, pero se establecieron en islas o en zonas de costa. No imaginaban que el interior estaba tan poblado. Encontraron un país donde se practicaba el canibalismo y las tribus estaban en estado de guerra permanente. La prioridad de los religiosos era calmar las aguas, por lo que decidieron establecerse a mitad de camino de los poblados, para mediar entre ellos. Durante estas décadas, igual que ha mejorado la situación sanitaria y educativa de estas personas, no han cesado los enfrentamientos tribales, aún más complicados por la variedad de lenguas -unos 860 idiomas-, que dificultan aún más la comprensión recíproca. Es un país un poco más pequeño que España, pero con menos del cuarto de su población. En la mayor parte de su territorio no hay agua potable, electricidad, ni gas natural, viven en una economía de subsistencia. De sus nueve millones de habitantes, poco más de 2.000.000 son católicos, el 26%. El momento más tierno de la visita del Papa será su encuentro con niños de la calle el sábado por la mañana. Se calcula que entre el 70 y el 90% de los menores de 25 años no tienen trabajo, y vagabundean bajo los efectos de drogas y licores caseros. El Pontífice también celebrará una misa multitudinaria, se reunirá con sacerdotes y obispos llegados incluso de las Islas Salomón, y tendrá un discurso ante las principales autoridades del país. Estará allí algo más de 48 horas. Papúa Nueva Guinea marcará la frontera de Francisco, y desde este fin de semana se convierte en el país más lejano visitado por el Papa de las periferias.