Estos días, a propósito del avión de China, el director del periódico, Alberto García Reyes, ponía, como suele decirse, el dedo en la llaga … y advertía, «cada vez que Sevilla y Málaga compiten por algún objetivo, caemos en la tentación de simplificar el pleito con una acusación mutua» concluyendo acertadamente que «la envidia palurda entre provincias está dando ventaja a otras regiones». Y esa es la clave. Somos bobos. Nos hinchamos el pecho creyendo defender lo nuestro y acabamos perjudicándonos. Eso sí, vaya por delante que las dos ciudades hacen bien en competir. De hecho, aquí lo que falla no es que exista competencia, presentando cada cual su candidatura con sus mejores argumentos (en este caso Sevilla con la...
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