Hace más de 30 años, el 2 de diciembre de 1993, falleció Pablo Escobar, el narco contemporáneo más conocido , pero su nombre y, sobre todo, la leyenda en torno al mismo, sigue muy viva, tanto como alguna de sus lujosas propiedades, ahora reconvertidas en hoteles de lujo . Otras, en cambio, están abandonadas y en estado de ruina, pero mientras siga en pie su esqueleto, algo de ellas, seguirán siendo visitadas por curiosos y turistas. Escobar, fundador del cartel de Medellín y admirador de Al Capone , el mafioso por excelencia, llegó a estar considerado como la séptima persona más rica del mundo en sus últimos años de vida, a final de los 80 y comienzos de los 90. Una parte del incalculable patrimonio económico que recaudó con prácticas ilícitas lo invirtió en patrimonio material de lujo. No solo casas, también coches, ya que guardaba en su garaje privado unidades tan exclusivas como un 1928 Cadillac V8 Town Sedan y un 1964 Porsche 356, su favorito. Pero, sin duda alguna, son las mansiones el gran símbolo del poder, adquisitivo y social , que Pablo Escobar alcanzó en vida. Alguna de ellas, como la llamada Casa Rosada de Miami Beach, es historia, ya que demolida hace algo menos de una década por orden de sus últimos propietarios, Christian Berdouare y Jennifer Valoppi, que previamente la habían adquirido por más de 10 millones de dólares muchos años después de que fuera incautada por la Administración de Control de Drogas (DEA). «Es mejor quemarla toda pero no se puede hacer, así que vamos a tumbarla y una vez lo hagamos la energía negativa se va para el cielo también», dijo Berdouare de la mansión en Miami de Pablo Escobar, que contaba con una vista privilegiada al mar y muelle privado para acceder a él, antes de su demolición. No fue destruida, aunque no se parece en nada a lo que fue con Pablo Escobar en vida, la Hacienda Nápoles, la residencia más icónica del traficante , esa cuya fama volvió a repuntar hace unos años con el éxito de la serie de Netflix Narcos . La Hacienda Nápoles , que mantiene eso sí el nombre que Escobar le dio a la finca —ciudad muy vinculada a la mafia—, esta mansión y su enorme terreno adyacente de unas 3.000 hectáreas ubicada en el municipio de Puerto Triunfo (Antioquía, Colombia), es la más simbólica de las propiedades de Pablo Escobar. En el imaginario popular está la entrada a la hacienda, que exhibía la primera avioneta con la que Escobar transportó droga a Estados Unidos. Dentro, la finca tenía una enorme mansión con piscina rodeada de 27 lagos artificiales, varias piscinas más y pista de aterrizaje privado . Pablo Escobar llenó el terreno con más de 1.000 animales de todo el mundo, creando así su zoológico privado —con hipopótamos, cebras, jirafas…—, uso que todavía hoy se le da a este lugar, que pertenece al estado colombiano, que además de lugar para contemplar animales también lo ha convertido en un parque acuático con hoteles y restaurantes. Menos conocida que la Hacienda Nápoles es La Manuela, otra mansión que Pablo Escobar disfrutó en vida en su Colombia natal. Concretamente, estaba ubicada en Guatapé (Antioquía), y lleva el nombre de su hija menor. Desde el año 2005 la propiedad es administrada por la alcaldía del municipio y es propiedad del estado colombiano, si bien en este caso no se le ha dado un nuevo uso ni a la finca ni a la casa — la intención del estado era darle algún uso de carácter social , según el periódico El Tiempo —, por una disputa judicial con William, jardinero de la familia Escobar en esta vivienda y morador de la misma durante ya años. La casa, construida en 1980 y actualmente en ruinas, aunque mantiene incluso la piscina exterior, está construida sobre un terreno de siete hectáreas, muy inferior al de la Hacienda Nápoles, pero lo suficiente para disponer de la citada piscina, la vivienda del servicio, un campo de fútbol, pista de tenis o muelle para hidroaviones, entre otros servicios. No solo en Colombia y Miami Beach tenía propiedades de lujo Pablo Escobar. El traficante también disfrutó en vida de otra casa en un paraíso costero como es el caso de Tulum, en el estado mexicano de Quintana Roo. La vivienda de vacaciones de Escobar, denominada hoy Casa Malca, es conocida como la Casa Magna , y según la leyenda fue levantada en 1992 en un terreno ubicado a un kilómetro de la reserva ecológica de Sian Ka'an que fue regalado a Pablo Escobar por Amado Carrillo Fuentes, 'El señor de los cielos', líder del cártel de Juárez y otro de los traficantes más conocidos a nivel mundial. La propiedad, a diferencia de La Manuela o la Casa Rosada, sigue en buen estado después de caer en estado de abandono tras ser incautada por el estado mexicano tras la muerte de Pablo Escobar. La propiedad, cuyo valor ronda los 17 millones de dólares, fue adquirida por Thor Equities Group , una empresa hotelera, si bien quedó dividida en dos partes. En una de ellas se levanta el hotel de cinco estrellas 'Casa Malca' , un negocio hotelero que también es un museo de arte contemporáneo vivo, ya que está decorado con obras de artistas muy conocidos y respetados. No es casualidad que así sea teniendo en cuenta que fue Lio Malca, un coleccionista neoyorquino, quien abrió en 2015 las puertas del hotel, que sigue activo casi una década después de su inauguración. Malca, propietario del hotel levantado en la antigua mansión mexicana de Pablo Escobar, es propietario de obras de artistas como Jean-Michel Basquiat o Jeff Koons. Obras de artistas de este calado se entremezclan con mobiliario y objetos originales de la familia Escobar El hotel cuenta con varios restaurantes y 42 habitaciones, todas ellas en primera línea de playa, espacio al que tienen acceso directo las suites con terraza privada. Los precios para alojarse en este enclave histórico y paradisíaco que una vez fue propiedad de Pablo Escobar oscilan, en función de la temporada y el tipo de habitación, entre los 500 y los 1.200 euros. Así, convertidas en un hotel de lujo y un parque de ocio, demolidas o en ruinas, se encuentran las mansiones más importantes y lujosas de Pablo Escobar treinta años después de su muerte.