La vicepresidenta primera, María Jesús Montero , dejó claro ayer desde el inicio de su intervención en el Senado que no estaba allí por voluntad propia. El PP había hecho uso de su mayoría absoluta en la Cámara Alta para forzar un pleno que el Gobierno había sorteado en el Congreso y que, para los socialistas, no era necesario, pese a que el futuro de la financiación que el Ejecutivo concederá a Cataluña ha copado el debate político de los dos últimos meses. Y, con toda probabilidad, lo hará también durante los próximos. Montero dijo así que iba a «mantener la cabeza fría» para no dejarse llevar por el clima de confrontación y, a partir de ahí, inició un discurso...
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