A los funcionarios se les presupone haber pasado unas oposiciones que les garantizan su trabajo para toda su vida laboral. Ese aspecto, unos lo pueden ver como una bicoca trasnochada y otros como una garantía de tener un cuerpo que velará por el servicio público, que no político. La actualidad nos demuestra que hay demasiados funcionarios que ceden con facilidad a los deseos indecorosos de los políticos o que no tienen el coraje para dejar de mirar para otro lado. Lo explicaba un editorial de este periódico a cuenta de la auditoría de la compra de mascarillas en el Ministerio de Transportes , que demostraba también «el debilitamiento del rigor y la honradez entre altos funcionarios en los que descansa...
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