'Romeo y Julieta', así los ha bautizado la prensa italiana para preservar su identidad. Una pareja de empleados de la Santa Sede -en concreto del Istituto per le Opere di Religione (IOR), como se conoce a la banca vaticana- que se casaron, por la Iglesia, el pasado sábado y ahora corren el riesgo de ser despedidos. El motivo es que han desafiado las nuevas normas internas de la institución que prohíben que marido y mujer trabajen en el mismo puesto de trabajo . Ahora tienen treinta días para que uno de ellos renuncie voluntariamente si quiere que el otro conserve su trabajo, o ambos serán despedidos. Una draconiana norma que sólo puede cambiar el Papa Francisco en su papel de legislador supremo de la Ciudad de Vaticano. La situación fue anticipada en julio por el diario romano 'Il Messaggero', cuando al conocerse las nuevas normas publicó la existencia de esta pareja, que ya tenía prevista su fecha de boda para el último sábado de este mes de agosto. Una retroactividad que no ha servido para frenar la ejecución de la sentencia, según denuncia la Associazione Dipendenti Laici Vaticani (ADLV) el sindicato que agrupa a unos 600 empleados laicos de la Santa Sede. En un comunicado publico , la entidad muestra su cercanía a los trabajadores y reclama que «en el Vaticano, los reglamentos no prevalezcan sobre los sacramentos» . También revelan que han «intentado una mediación con el IOR con argumentos que ponen de manifiesto que el nacimiento de una nueva familia no puede verse comprometido por normativas burocráticas, hemos consultado expertos en derecho canónico, pero no ha servido de nada». Según afirman, como única respuesta, « ha permanecido la fría comunicación que hace referencia a un reglamento, que de hecho tiene efectos retroactivos, si tenemos en cuenta que nuestros dos colegas, cuando salió el reglamento, ya habían fijado el día y el lugar de la boda. Los dos jóvenes empleados de la banca vaticana se casaron el 31 de agosto en una parroquia de Fregene, en la costa romana, acompañados por un reducido número de familiares y amigos, según explica el diario 'Il Messaggero'. En julio, cuando el mismo diario hizo público su caso, ya fueron apartados unos días del puesto. Conocedores de las posibles consecuencias, «Romeo e Giulietta d'Oltretevere [más allá del río Tíber, en referencia a la ubicación geográfica del Vaticano] han tenido el valor de desafiar al poder», afirma el diario. En este tiempo la cuestión se ha «inflado, rebotando en varias mesas curiales, analizada por prelados y juristas pero sin ninguna solución posible», según el medio de comunicación italiano. «Mientras tanto Romeo y Julieta esperan con toda posibilidad un gesto de benevolencia hacia ellos por parte del Papa, que hasta ahora ha permanecido en silencio, aunque ampliamente informado de todo el conflicto. De no ser así, a inicios de octubre perderán el trabajo », explica también el rotativo. Por su parte, los dirigentes del IOR, en una larga nota han explicado los motivos que están detrás de las nuevas normas. «El Instituto salvaguarda la primacía del interés público que representa, en cuanto que es una entidad central de la Iglesia católica y persona jurídica canónica pública. Un interés público que, necesariamente, debe prevalecer sobre los intereses individuales de los empleados«, señala el texto que precisa que las medidas disciplinarias «se enmarcan en el proceso de modernización del Instituto en favor de una protección absoluta de la confidencialidad frente a personas externas a la organización, en línea con las prácticas internacionales adoptadas por las instituciones financieras«. El IOR también reitera que corresponde a la pareja «elegir libremente cuál de los dos interesados desea mantener su puesto , aceptando así la posibilidad de que sea la persona con un rol de mayor relevancia la que tenga que salir». En resumen, uno de los dos funcionarios deberá renunciar y buscar otro empleo, si la decisión 'in extremis' del Papa no lo remedia.