La autoridad regulatoria de protección de datos de Países Bajos, DPA, por sus siglas, ha impuesto una multa de 30,5 millones de euros ampliables en cinco más a la empresa norteamericana de reconocimiento facial Clearview AI por crear una base de datos ilegal con miles de millones de fotografías de los rostros de usuarios e infringir el Reglamento General de Protección de Datos, imperante en territorio de la Unión Europea. «El reconocimiento facial es una tecnología muy intrusiva, que no se puede emplear sin más con cualquier persona en el mundo», afirmó el presidente de la DPA, Aleid Wolfsen, que, además, advirtió a las empresas asentadas en el país que utilizan la tecnología de reconocimiento facial acuñada por la tecnológica: «Clearview infringe la ley, y esto hace que utilizar los servicios de Clearview sea ilegal. Por tanto, las organizaciones neerlandesas que utilicen Clearview pueden esperar fuertes multas de la DPA». Clearview AI, con sede en la ciudad de Nueva York y sin representante en suelo europeo, es una de las tecnológicas que más polémicas ha protagonizado en los últimos años. La empresa, efectivamente, hace negocio poniendo a disposición de terceros una herramienta de reconocimiento facial que funciona gracias a su enorme base de datos -que la DPA considera ilegal- y que está compuesta por unos 30.000 millones de imágenes de personas que han sido recogidas previamente de todos los rincones de internet. Desde redes sociales, hasta sitios web personales y profesionales, artículos de noticias, fotos policiales y bases de datos públicas. Nadie se salva, cualquier persona es susceptible de que sus fotografías estén en poder de esta firma. Basta con que tenga cuentas en redes sociales. «Si hay una foto tuya en Internet (¿y acaso no se aplica esto a todos nosotros?), puede acabar en la base de datos de Clearview y ser rastreada. No se trata de un escenario catastrófico sacado de una película de terror, ni tampoco es algo que sólo se pueda hacer en China», ha apuntado el presidente de la DPA. El número de fotografías que almacena no ha dejado de engordar en los últimos seis años, que es cuando la empresa comenzó el entrenamiento de su máquina y la lanzó al mercado. Y, evidentemente, en el proceso la empresa no le solicita permiso a nadie. Se escuda en que todo lo que recopila está al alcance de cualquier persona a través de una simple búsqueda en Google. También que su tecnología no está disponible para empresas europeas, ya que su uso en suelo de la UE es ilegal. La DPA comenzó a investigar a Clearview AI el pasado 2023, cuando recibió varias quejas de usuarios que habían solicitado la entrada a la base de datos y la retirada de sus imágenes. La autoridad de protección de datos compartió un informe con la empresa acerca de sus actividades y las potenciales infracciones de la normativa de protección de datos, sin embargo no llegó a recibir respuesta en ningún momento. El programa facturado por Clearview es utilizado activamente desde hace años por el FBI y miles de departamentos policiales de todo el mundo, entre otros. La tecnología también fue puesta a disposición de Ucrania en los primeros impases de la guerra con Rusia para localizar soldados rusos y reconocer los cadáveres de los fallecidos. Clearview, por su parte, señala que solo ofrece su base de datos a los servicios de inteligencia de fuera de la Unión Europea. «Eso ya es bastante grave» , ha refutado Wolfsen. «Hay que trazar una línea muy clara cuando se trata de un uso incorrecto de ese tipo de tecnología», ha enfatizado el responsable. La empresa nortamericana recibió previamente otras multas en Francia, Reino Unido e Italia. La Policía de Suecia también fue multada hace unos años con 300.000 euros por emplear la tecnología.