Es día de feria en Malone, un pueblo perdido al norte de Nueva York , casi en la frontera de Canadá. Cae la noche y no se escucha el coro de las chicharras. Lo tapan la música enlatada de la noria, de los autos de choque, de los puestos donde ganarse un peluche acertando con la carabina. Hace calor y humedad y queda mucho para noviembre, para su frío y su cita con las urnas. Todavía no ha acabado el verano y será también día de feria en muchos pueblos de España. Modestos y rurales, como Malone, rodeado por granjas, campos de cultivo, lagos y bosques en los que suenan los disparos de los cazadores. La feria está llena de...
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