Un estudio en ratones encuentra evidencia que apoya la relación inversa entre la incidencia de la enfermedad de Alzheimer y el cáncer colorrectal. Publicada en la revista ' PNAS ', la investigación muestra que los ratones con enfermedad de Alzheimer son más resistentes al desarrollo de tumores colorrectales, según afirma un estudio. Esta relación inversa entre alzhéimer y cáncer ya se había evidenciado en estudios epidemiológicos en seres humanos. Así, un estudio de la Clínica Mayo mostró hace 1 año que tener antecedentes de cáncer o enfermedad de las arterias coronarias puede reducir el riesgo de padecer demencia. Estos se publicaron en la revista ' Journal of Alzheimer's Disease '. Ahora, los investigadores de la Universidad Médica de Hebei (China), afirman en 'PNAS' que un desequilibrio en ciertas bacterias intestinales contribuye a esta correlación negativa en ratones. «Nuestros hallazgos proporcionan evidencia biológica que demuestra la relación inversa entre la incidencia de la enfermedad de Alzheimer y el cáncer colorrectal y el papel de la microbiota (bacterias intestinales) en estas dos enfermedades», escriben en su artículo. El estudio utilizó técnicas avanzadas, como la secuenciación del gen ARN ribosómico 16S y el trasplante de microbiota fecal, para explorar el papel del desequilibrio en la microbiota intestinal en esta correlación negativa. Los investigadores encontraron que el pretratamiento con lipopolisacáridos derivados de la bacteria Prevotella no solo indujo un deterioro cognitivo y aumentó la permeabilidad de la barrera intestinal en los ratones, sino que también inhibió la formación de tumores colorrectales. Estos resultados sugieren que la microbiota intestinal y sus metabolitos podrían ser factores clave en la relación inversa observada entre la enfermedad de Alzheimer y el cáncer colorrectal. Según los autores, futuras investigaciones sobre el impacto de trasplantar una o varias bacterias específicas podrían abrir nuevas vías para la prevención del cáncer colorrectal. Este estudio abre una nueva perspectiva sobre cómo las interacciones entre la microbiota intestinal y enfermedades crónicas como el alzhéimer y el cáncer podrían ser explotadas para desarrollar estrategias de prevención más efectivas.