Hay quien se compra un descapotable rojo o se echa una novia joven para superar la crisis de los 50. A Juanra Bonet le ha dado por mirar los años que lleva cotizados para calcular la pensión : «Me he sentido un eterno adolescente, pero el otro día me vi con gorra y gafas de cerca y me llevé un susto. He dejado de fumar y voy a hacer ejercicio. Pero eso, ya en septiembre». Su paso por 'Tu cara me suena' le permitió mostrar su lado más divertido , que como presentador no siempre puede permitirse: «he sacado todo lo que tenía guardado porque era un invitado y voy a divertirme. Es verdad que en '¡Boom!' podía haber sido más payaso, pero ese perfil ya lo cubría Arturo Valls, así que busqué un rol complementario. Pero en '¿Quien quiere ser millonario?, si te fijas bien, en el fondo de mi ojo hay un señor con peluca con ganas de salir». En los concursos, ya sea de talentos, como 'La Voz Kids', o de pruebas y preguntas, como el inminente 'Juego de pelotas', Juanra se siente a gusto y le ha pillado el truco: « C ada formato es un mundo, pero el ritmo es la clave de todo ». El catalán confiesa que está cansado de ver 'fake news' sobre su vida por las redes: «Internet está llena de datos falsos sobre mí que no sé de dónde vienen, como que tengo un restaurante y por eso me gusta cocinar. Nada, todo cuento». Es cierto que tenía miedo a volar, como aparece en distintas publicaciones digitales, «pero ya lo he superado». Lo que sí reconoce es su debilidad por los detalles: « A l plató de 'TCMS' iba cargado de chuches para todo el mundo . Es mi lado impulsivo, pero también porque genera buen rollo». Ese lado lúdico destaca en varios aspectos de su personalidad, como su perfeccionismo: «Me gusta si es para pasarlo bien, si es divertido. Pero si por querer que las cosas salgan bien empiezo a pasarlo mal, ya no me gusta y paro. Lo cierto es que me gusta improvisar, pero necesito mis rutinas y cubrirme las espaldas para asumir lo imprevisible. Los imprevistos no me pueden pillar por sorpresa». Lleva diez años casado, pero todavía tiene una cuenta por saldar con su mujer: «Ella ya lleva alianza y no puede declarar en contra mía, pero solo hicimos la ceremonia, no pudimos celebrarla como se merecía. Tenemos pendiente un bodorrio por todo lo alto». Juanra se confiesa romántico «con cuentagotas. El amor hay que administrarlo para no empalagar . No se puede vivir con un cuarteto de cuerda sonando todo el tiempo al lado de tu pareja, ¡qué agobio!». Desde siempre ha tenido problemas para conciliar el sueño. Desde que es padre de una niña, Gabriela, que ahora ha cumplido cinco años, la cosa ha ido a peor: «Al menos tengo un motivo valioso y bonito para dormir mal. La paternidad te coloca en el mundo, te quita miedos tontos y te da nuevos». Ahora le da paz el silencio: «Tengo facilidad para disfrutar de la soledad, tengo la conciencia tranquila ». Y le altera «el ruido, el barullo, los decibelios altos. Lo que para muchos es una fiesta, el paraíso de la diversión, para mí es un círculo del infierno. Me pierdo muchas cosas, pero es algo superior a mí». Para Juanra, el peor momento del día tenía lugar cuando sus compañeros iban a jugar un partido de fútbol y elegían a los jugadores de cada equipo: «Yo sabía que iba a quedar el último porque nadie me quería». Aquel chaval delgado y tranquilo tenía aversión por la competición: «No soportaba eso de correr, empujar, chutar con fuerza. Una vez llegué a esconderme detrás del poste, así que entiendo que eligieran jugar con uno menos que conmigo. Yo prefería jugar a los cromos, saltar a la gomas, estar más con las niñas». Ese rechazo a lo físico se acentuó con el tiempo, convirtiéndose en un adolescente sedentario que formó grupo de amigos con amantes de los juegos de rol: « L o mío era 'Dragones y mazmorras' y vivir aventuras con un personaje, algo que tiene que ver con mi vocación como actor». En verano, incluso iban al parque con una mesita para celebrar sus partidas «porque no teníamos aire acondicionado». Como cualquier chico de su edad, Juanra buscaba su sitio: «Me sentía cómodo haciendo el payaso en clase, imitando a los profesores. No encajaba entre los empollones, tampoco entre los malotes, así que el humor fue mi forma de destacar». Recurrió a su arma secreta para superar la fase del acné, que en su caso fue dura: «Estaba tan preocupado por el mote que me iban a poner que me adelanté a todos y me lo inventé. Se lo dije a los más chismosos del curso y así nació 'JuanGra' (de Juan Granón). Fue una victoria ridícula ».