La entrevista transcurre horas antes de que oficie el enlace del año en la realeza española en Soto de Mozanaque, con la asistencia prevista del Rey. El canónigo Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp es, ante todo, párroco de barrio. En Pío XII lo saludan los camareros de bar y los parroquianos, a los que recuerda la próxima celebración de sus bodas de plata como sacerdote en la parroquia de Santa María de las Flores que dirige desde hace once años. Desde luego, no se muerde la lengua. -¿Por qué quería ser sacerdote? -Desde que tengo uso de razón, era monaguillo de los jesuitas de Portaceli y me atraía la figura de los sacerdotes. Me mimetizaba con ellos, imitaba hasta sus gestos, la...
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