Venían Dan Evans y Karen Khachanov de firmar el partido más largo de la historia del US Open -más de cinco horas y media de raquetazos en el bochorno neoyorquino, se lo llevó el británico con pinta de 'hooligan- y Carlos Alcaraz compareció el martes por la noche con ganas de batir el récord contrario. La gente estaba todavía buscando su sitio en la central de Nueva York, con un trago de 25 dólares en una mano y el móvil en la otra, y el murciano ya le había endosado un 4-0 a Li Tu, que venía de la previa. Pero el partido acabó teniendo historia . Alcaraz se metió en segunda ronda tras encontrar más complicaciones que las que se preveían en ese primer cuarto de hora de partido (6-2, 4-6, 6-3, 6-1) Tu es un australiano que ha cumplido ya 28 años pero es un desconocido en el circuito. Solo ha conseguido entrar en el 'top 200' del tenis mundial este año. Su única participación hasta ahora en un 'grande' había sido en su tierra, en Australia, hace tres años y por invitación. A Tu le pilló desprevenido lo de aparecer de pronto en el mayor escenario del tenis mundial (es literal: la Arthur Ashe es la pista de tenis con más aforo del mundo). El australiano nunca había jugado con alguien del 'top 50' y le tocó en suerte alguien que le explicaría pronto cómo es el tenis en la cumbre. Otra velocidad, otro golpeo. Alcaraz arrolló en el inicio. Su derecha era demasiado para Tu, con un revés de una mano, de esos en extinción, que era mantequilla. Cuando por fin el australiano consiguió su primer juego (4-1), se golpeó el pecho con la raqueta y sonrió como si dijera con humor 'venga, que remonto'. Pocas bromas. Tu puede ser un donnadie en el mundo del tenis, pero ante Alcaraz demostró que es peleón . Corría como un poseso por las bolas, se lanzaba en 'espagat' a por una dejada, metía un ganador cayéndose al suelo, paraba una volea en escorzo. El coraje es parte de su historia, con una carrera tenística inusual. Dejó el deporte a los 18 años, comido por las presiones. Fue a la universidad, hizo otra vida, se dedicó a ayudar a otros tenistas. A los 24 años, volvió a intentar ser profesional. Se cruzaron desgracias personales, como el fallecimiento de su madre en 2022 por un cáncer de pulmón. Tu perseveró en el sueño de ser profesional. En el último partido de las previas del US Open, salvó dos puntos de partido para conseguir su billete a su primer 'grande' por mérito propio. Y en la pista central, una vez conseguido ese primer juego, se desmelenó. Se llevó el segundo set con pelea, pero también descaro. Se permitió un saque por abajo, a lo Nick Kyrgios, que pudo ser un homenaje a su compatriota (en ocasiones, Tu se ha quedado en casa de Kyrgios en Canberra). Ese tenis payaso no evitó algún otro episodio de gran altura, como un 'passing shot' con revés paralelo de Trump que levantó un 'oh' en la parroquia neoyorquina. Tu, contra pronóstico, se llevó ese segundo set. Debió pensar que no se encontraría con otra igual en su vida y le pegó a la bola con todo. Pero la realidad es que se llevó la manga fue por su juego, su coraje, su descaro o su historia de superación. La culpa fue de Alcaraz. El murciano venía con dudas tras su mal paso por Cincinnati: derrota a las primeras de cambio con Gael Monfils y la primera vez que destrozó -al menos, en público- una raqueta. Tu era el rival perfecto para coger forma, encontrar sensaciones y afinar la derecha. Costó muchísimo. En la segunda manga, falló pelotas con una frecuencia poco conocida para él. La derecha no carburaba, la bola se perdía en demasiadas ocasiones por el fondo. Errores en las dejadas, errores en revés paralelo (18 errores no forzados en la manga, por 5 de Tu). También un primer saque casi inexistente (57% en ese set) y dobles faltas en momentos clave, como las que regaló para que Tu se llevara el set. Alcaraz estuvo mejor en el tercer set, pero sin acabar de gustarse. Los gritos de '¡vamos!' tras algún buen punto no eran de celebración, eran de rabia. Cuando por fin le entraba un saque directo, miraba al cielo con expresión de 'por fin'. Pero el murciano subió una marcha. En su carrera corta pero muy laureada, Alcaraz nunca ha perdido en primera ronda un 'grande'. No podía ser el número 186 del mundo el que cortara la racha. Se llevó el set. «Déjalo todo ahora», le decían a Tu desde su palco, cuando iba 3-0 en la última y definitiva manga. Pero al australiano no le quedaban ya ni fe ni gasolina. Entró arrollado y salió arrollado, con un 6-1 en la última manga . Pero entre medias volvió a ser el niño que soñó con ser uno de los mejores y el veinteañero que regresó a las pistas para saldar una cuenta pendiente consigo mismo. «Tuuuuu», le gritaba el público que quedaba en la central cuando consiguió evitar el set en blanco y llegó al 5-1. Él sonreía encantado. Para Alcarfaz, no fue el debut soñado. Tendrá oportunidad de mejorar en segunda ronda este jueves, cuando se medirá con el neerlandés Botic van de Zandschulp, número 74 del mundo.