Lo mejor en el fútbol es no complicarse demasiado la vida. Ancelotti le gritó desde la banda a Fede Valverde: «A puerta». Y le dibujó con las manos una miniportería. Por si acaso. El uruguayo escuchó, asintió y siguió las órdenes de su entrenador a pies juntillas: la rompió y el balón entró. Valverde le dedicó el gol a Carletto como si este fuese el coordinador ofensivo de los New England Patriots. No fue una genialidad estratégica de manual, pero el italiano hizo la de Miguel Ángel cuando le preguntaron cómo había logrado esculpir algo tan majestuoso como el David: «La escultura ya estaba ahí, yo únicamente quité lo que sobraba». Así es Ancelotti: sabe tanto de fútbol que sabe...
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