Si estamos en el mar y vemos una aleta picuda sobresalir del agua, lo más probable es que el horror nos haga pensar que se trata de un tiburón , los cuáles se consideran temidos al tratarse de animales carnívoros que, en algunas ocasiones, han atacado a humanos. Sin embargo, esa descripción también puede corresponder a que divisemos un delfín , lo cual nos resultaría mucho menos preocupante. Sin embargo, los delfines tampoco serían tan tranquilos y mansos como nos suelen parecer. Así llevan años comprobándolo en las playas de una franja costera de Japón , donde un delfín está atemorizando a los bañistas. Los guardacostas revisan las aguas y varios carteles de delfines con afilados dientes avisan del peligro. Tal como informan desde 'The New York Times', a más de 300 kilómetros de Tokio, en la bahía de Wakasa, al menos 47 personas han sido heridas por delfines des 2022, sufriendo mordeduras superficiales en las manos, golpes que provocaron huesos rotos o heridas que necesitaban puntos . En este 2024, desde el 21 de julio, ya serían unas 16 las personas que también han recibido el ataque de algún delfín, esta vez en playas cerca de Mihama y Tsuruga, según autoridades locales. La curiosidad de estos sucesos es que el animal que está detrás de estos ataques podría ser siempre el mismo desde hace dos años. Al menos esto es lo que indica Ryoichi Matsubara, director del Acuario Echizen Matsushima de Fukui, pues revisó fotos y vídeos de los ataques de 2022 y 2023, las cuales parecían mostrar al mismo delfín mular macho de la región del Indo-Pacífico , recoge 'The New York Times' en su versión en español. Así, no descarta que los ataques de este año también vengan de este animal. El motivo detrás del comportamiento del delfín parece ser que deriva de que se encuentra en época de apareamiento, es decir, que está en celo y, según los estudios de años anteriores, el experto afirma que intentaba «presionar sus genitales contra la gente» y, en esos movimientos, debido a su fuerza, dañaba a las personas a las que se acercaba. Además, si eran los humanos los que intentaban tocar al cetáceo por su cercanía, este les mordía en ocasiones. La profesora e investigadora marina de la Universidad James Cook de Australia, Putu Mustika, añadía lo siguiente sobre este tipo de situaciones: «Los delfines, cuando se aparean, pueden ser muy salvajes», explicando que abalanzarse sobre un humano puede suponer ser un acto sexual y un comportamiento propio de un «delfín libidinoso y solitario», tal como cuentan en el medio citado. Aunque los delfines suelen ser seres sociales que se mueven en grupo, los expertos apuntan a que tampoco son inusuales los casos de delfines solitarios que se comportan de diferentes maneras, ya que pueden tanto mostrar simpatía por los humanos como reacciones violentas, como por ejemplo impiediento que estos vuelvan a la orilla y metiéndolos mar adentro.