Fue una Madrugada para la historia y repetida, solo una vez, en más de siglo y medio de historia: la de 2011. Ninguna hermandad salió en la noche del Jueves al Viernes Santo dentro una Semana Santa para desterrar en el olvido. Sólo la lluvia y el vacío. Quizás, la estampa del día se resuma en el trueno incontestable que despertó a muchos entre las 5 y 6 de la mañana, un aguacero que llenó de alivio a las pocas juntas de gobierno que aún albergaban alguna esperanza minutos antes de tomar sus decisiones tempraneras. Pero esa estampa tiene muchos análisis. No fueron decisiones al uso, como nos tenían acostumbradas las cofradías hasta este año. El modelo del Cristo de...
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