Las temperaturas extremas son el fenómeno que más mata. Entre 1991 y 2020, fallecieron aproximadamente 407.538 en toda Europa, donde el frío mató más que el calor. Según el «Temperature-related mortality burden and projected change in 1368 European regions: a modelling study» por cada europeo que muere por calor, ocho lo hacen por frío. Sin embargo, «nuestro análisis revela que la proporción de muertes por frío y calor cambiará drásticamente a lo largo de este siglo», apunta Juan Carlos Císcar, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea. Según las proyecciones del estudio publicado este jueves en la revista The Lancet Public Health, las muertes relacionadas con las temperaturas extremas se multiplicarán a finales de este siglo. «Será necesario incluir consideraciones de salud en la construcción y desarrollo urbano», concluye el informe. Los cálculos de los autores, centrados en 1368 regiones de 30 países europeos, revelan que con las actuales proyecciones climáticas a finales de siglo, la temperatura media del planeta estará en un escenario de más de 3 grados con respecto a la era preindustrial. Eso se traduce, según sus cifras, en 462.512 fallecidos. O lo que es lo mismo 55.000 muertes más cada año, revela el informe. En los últimos años, Europa ha vivido algunos de sus veranos más calurosos y han coincidido con altas tasas de mortalidad. El pasado ejercicio, según ISGlobal, se estimaron en 35 países un total de 47.690 muertes, de las cuales 47.312 se produjeron en el periodo más caluroso del año. «Estas aumentarán en todas las partes de Europa», añade Císcar. Concretamente, se triplicarán y pasarán de 43.729 a 128.809 para finales de siglo. En cambio, las relacionadas con el frío caerán, aunque seguirán siendo aún mayores. Pero no pasará igual en todas partes del Viejo Continente, en algunos se acentuará y uno de ellos es la península ibérica. «España, Italia, Grecia y partes de Francia son puntos críticos que se verán particularmente afectados por un mayor calentamiento y una población cada vez más envejecida». En estos momentos, en España, se producen 12 muertes atribuibles al calor por cada 100.000 habitantes, una cifra que se cuadruplicará en 2100. Sin embargo, seguirá matando más las temperaturas frías extremas, 65 por cada 100.000 habitantes, aunque caerán ligeramente. «Existe una necesidad crítica de desarrollar políticas más específicas para proteger estas áreas y a los miembros de la sociedad más expuestos a los extremos de temperatura», afirma David García-León, también del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea . «Hemos observado que las muertes en Europa a causa de las altas y bajas temperaturas aumentarán sustancialmente, ya que se prevé que se produzcan muchas más muertes relacionadas con el calor a medida que el clima se calienta y las poblaciones envejecen, mientras que las muertes por frío solo disminuyen ligeramente en comparación», añade. Se estima que las muertes relacionadas con el calor aumentarán en todas las regiones de Europa con un calentamiento de 3 grados, y las tasas de mortalidad aumentarán drásticamente, con un aumento del triple de la tasa media en toda Europa, hasta llegar a entre 2 y 117 muertes por cada 100.000 personas en los países europeos. Por otro lado, se prevé que, en el año 2100, las muertes relacionadas con el frío, en este mismo escenario, tendrán disminuciones insignificantes en promedio en toda Europa y oscilarán entre 29 y 225 muertes por cada 100.000 personas en los países europeos. No obstante, estiman que crecerán significativamente en los países nórdicos en la población más vulnerable. No significa que vaya a hacer más frío, sino que «la vulnerabilidad al frío depende de la edad y en particular debido a infecciones del tracto respiratorio y complicaciones asociadas», señala Matteo Pinna Pintor, del Instituto de Investigación Socioeconómica de Luxemburgo (LISER) . En Europa, en la actualidad, mueren ocho veces más personas a causa del frío que del calor (una proporción de 8,3 a1), pero se prevé que esta proporción se reduzca considerablemente para finales de siglo. En el escenario más probable se estima que caerá a 2,6 a 1 para 2100. En cambio, en un escenario basado en el objetivo del Acuerdo de París de un calentamiento de 1,5 grados, la proporción caería a 6,7 a 1. «Los gradientes de temperatura no respetan fronteras por lo que, como señalan los autores, esto demuestra cómo los factores demográficos y socioeconómicos influyen en el riesgo que enfrentamos por los extremos de temperatura. Hay medidas de mitigación que podemos tomar, que podrían ser particularmente efectivas si se dirigen a las personas y lugares más vulnerables. Por ejemplo, el estudio señala la inversión en infraestructura sanitaria, la presencia de planes de preparación para el calor y el frío, y la calidad de los edificios en los que vivimos y trabajamos como factores que podrían reducir la mortalidad en un clima cambiante», advierte Leslie Mabon, profesor de Sistemas Ambientales en The Open University (Reino Unido), en declaraciones recogidas por SMC España.