¿Cómo ganar una final de 400 metros que se tiene prácticamente perdida? Lo tendrá que explicar el estadounidense Quincy Hall , que a la entrada de la última recta era quinto y acabó tocando la campana de los campeones olímpicos tras 'cazar' sobre la meta a un Matthew Hudson Smith que se acordará toda la vida de esta final olímpica. Aquí una clave para entender lo que pasó. «No me pongo nervioso en la pista. Sólo te pones nervioso cuando no sabes lo que estás haciendo. Me concentro en mis tiempos y trato de llegar primero», afirma el estadounidense. Esa fe, esa confianza en sus posibilidades y un perfecto reparto del esfuerzo llevaron a Hall a adelantar rivales en plena recta como si él estuviera en una carrera diferente. Pero era la misma final olímpica y fue capaz de hacer marca personal (43.40) para resolver una de las pruebas más igualadas del atletismo en París, con cuatro atletas separados esta temporada en sólo siete centésimas. Pero hasta los últimos metros, realmente solo tuvo un dominador. Hudson Smith, el velocista de Wolverhampton, hizo una carrera de manual, salió fuerte, cogió la compensación a sus rivales de las calles exteriores, hizo una muy buena segunda curva y entró en la recta final con una autoridad que nada hacía presagiar que en los últimos metros se le colara un Hall imparable camino del oro olímpico. Se trata del primer gran éxito del atleta de Kansas City, que venía de ser tercero el pasado año en el Mundial de Budapest , mientras para el británico Hudson Smith las cosas siguen igual, persiguiendo ese primer gran título a nivel planetario. Tras ser dos veces campeón de Europa, ha sido tercero y segundo en los dos últimos mundiales, además de esa plata sumada anoche. El atletismo le jugó en el Stade de France una broma pesada a un velocista que pensaba en emular a su buen amigo Noah Lyles en lo más alto del podio. El británico se marchó hace años a Estados Unidos con la idea de seguir progresando y acabó viviendo durante un año en casa de los hermanos Lyles. Pero el oro se lo colgará Hall, que descubrió que le gustaba eso de correr rápido cuando con cinco años ganó en una carrera a su tío y a su primo, que no ha perdido el tiempo fuera del deporte y tiene su título de sociología en Carolina y que busca convertirse en entrenador una vez que acabe su carrera deportiva, que tras lo visto anoche está en su mejor momento. La final de 3.000 metros obstáculos resultó tan peleada como accidentada. Repitió oro Soufiane El Bakkali , el atleta de Marruecos al que trataron de batir con su trabajo el resto de aspirantes africanos, pero no hay forma de derrotarle con una técnica de salto y un final como el que tiene. Para El Bakkali fue la gloria, su segundo oro consecutivo, mientras la preocupación llegó con la caída de Lamecha Girma a falta de 200 metros. Una caída fea, de cabeza, que provocó que los médicos salieran a atenderle con urgencia a la pista y tras unos minutos, trasladarle en camilla al hospital. Poco antes había ido al suelo otro de los aspirantes, Leonard Chemutai, que se quedó sin opciones. En cuanto a Dani Arce, la pelea del burgalés le llevó hasta la décima plaza con 8.13.80. Enrique Llopis, Jordan Díaz y Yulenmis Aguilar estarán en sus respectivas finales tras superar las clasificatorias en la jornada de ayer en el estadio. Llopis, en la línea de toda la temporada, volvió a estar muy solvente y se clasificó para la final de los 110 metros vallas al ser segundo en su semifinal con 13.17, mientras Asier Martínez quedó eliminado con 13.35 en su serie. El talento de origen cubano Jordan Díaz solo necesitó un salto para alcanzar la final de triple salto. Pedían superar la barrera de los 17.10 metros y se fue a los 17.24. Sólo Pichardo, con 17,44, estuvo por delante y se augura otro gran duelo entre ambos como sucedió en el Europeo de Roma en aquella final de altísimo nivel que se llevó el saltador español. Y por la mañana, Aguilar también logró su clasificación para la final de lanzamiento de jabalina y olvidando el golpe que sufrió hace dos meses en el Europeo al no superar la calificación en su primera cita con la camiseta de España.