Si hay una marca que represente el lujo más exclusivo en la industria del automóvil esa es Rolls-Royce . La firma británica lleva más de una década dando forma a los vehículos más exclusivos del mundo, auténticas obras de arte de artesanía tanto a nivel mecánico como estético, que alcanzan cotas de exclusividad incomparables gracias a Coachbuild, el servicio de personalización de la marca que es el paraíso de los amantes de los coches, una utopía para la inmensa mayoría de los seres humanos, y una realidad para unos pocos privilegiados. Afortunadamente, la insignia nos ha dejado un pequeño orificio en la puerta por el que mirar y ponernos los dientes largos y, claro, es demasiado tentador no echar un (largo) vistazo. Dice Chris Brownridge que Rolls-Royce Coachbuild es « la máxima expresión de esta increíble marca y un concepto inigualable en el sector del lujo ». El superlujo dentro del lujo en sus cotas elevadas si hablamos de automóviles. Un departamento en el que el cliente colabora con los mejores diseñadores, ingenieros y artesanos de la industria para hacer realidad el coche de sus sueños; un coche, por supuesto, único en el mundo. No se hacen dos iguales en este departamento de Rolls-Royce . Y es que esta es una forma especial de tener un Rolls-Royce, ya que los afortunados que puedan permitirse el servicio tienen la oportunidad de diseñar su coche como si estuvieran jugando a un videojuego; como hacías en aquellas partidas eternas al Need For Speed cuando eras adolescente y no tenías que mirar el reloj ni la lista de tareas. Quién sabe si también jugaban a ese tipo de videojuegos que te permitían personalizar todos los detalles de tus coches las personas que conducen ahora algunas de las joyas únicas que han salido del atelier de Rolls-Royce, donde se da forma a la carrocería y el interior de cada modelo siguiendo las directrices de cada cliente . utilizando únicamente los mejores materiales disponibles para ello. No hablamos del color del coche exclusivamente o del tejido de los asientos, sino de la carrocería y el interior al completo. Es una oficina privada en la que se conceptualiza cada encargo al detalle , desde un papel en blanco, como quien se hace un traje a medida en la sastrería más prestigiosa. Es un servicio de altísima costura aplicado a las cuatro ruedas que puede durar años. De hecho, como las colecciones de los diseñadores de moda más prestigiosos, cada Rolls-Royce que ha salido de Coachbuild cuenta una historia, historias algunas de ellas que la marca ha compartido para que todos podamos ver el resultado final del trabajo que realiza su equipo en colaboración con los clientes que han contratado el servicio de personalización más exclusivo que existe en la industria del automóvil. Por ejemplo, en la oficina privada de Rolls-Royce, el cliente participa en la construcción de la carrocería hasta el punto de poder dar forma a un coche único como el Sweptail , un coche como ningún otro que Rolls-Royce define así: «Es el resultado de la inspiración de la admiración de un cliente especial por sus coches favoritos de principios del siglo XX, así como por muchos yates clásicos y modernos ». El resultado es impresionante, con líneas fluidas hiperelegantes y su forma cónica y esa «cola curva» posterior que convierte al coche en lo que es, una obra maestra que no se parece a ninguna otra que hayas visto en el mercado. Pero si hay un coche que muestra en toda su dimensión lo que se hace en el taller privado de Rolls-Royce es el Droptail, el coche más caro del mundo , del que la marca solo construyó cuatro unidades a 25 millones de euros, aproximadamente, cada una. Todas ellas, por supuesto, se concibieron desde el papel en el servicio de personalización de la marca, que ha compartido al menos tres de ellas, que no se parecen en absolutamente nada entre ellas. De una de las cuatro unidades bespoke del Rolls-Royce Droptail ya te hablamos aquí : oscura y atrevida, La Rosa Negra es el nombre de esta obra de arte inspirada en la rosa Black Baccara, del que Rolls-Royce destaca especialmente su panel curvo y sus puertas. «Presentan la expresión más compleja de parquet jamás creada por Rolls-Royce», apunta la marca. Tanto es así que en el diseño, formado por 1.603 piezas de chapa de sicomoro negro, el artesano solo trabajaba en sesiones de una hora durante no más de cinco horas al día para «asegurar que poseía la concentración necesaria para una ejecución perfecta». El objetivo, dar forma sobre la citada chapa negra a cientos de pétalos de rosa abstractos en color rojo que parecen caer en cascada con delicadeza sobre la cubierta del coche. «En total, el parquet requirió casi dos años de desarrollo y más de nueve meses de artesanía impecable». Son el mismo coche en esencia, pero ni mucho menos lo parecen, el Droptail bautizado como 'La rosa negra' y la versión bautizada como Amatista Droptail , cuya historia gira en torno a la piedra preciosa que le da nombre. «El encargado de Amethyst Droptail, coleccionista de joyas preciosas, eligió la piedra preciosa como tema central porque es la piedra de nacimiento de su amado hijo. También es un símbolo perdurable de pureza, claridad y resiliencia», cuenta Rolls-Royce sobre este modelo personalizado en su taller privado. La marca explica que «el cliente solicitó el tratamiento de cabujón, mediante el cual se le da a la piedra preciosa una forma redondeada en lugar de facetada, para evitar un brillo llamativo». Además, las piezas que rodean la rejilla y las aspas están parcialmente cepilladas y pulidas a mano, detalle de la artesanía relojera de lujo a petición del comprador del Droptail. A nivel estético, el coche es opuesto al anterior ejemplo, ya que el negro desaparece del diseño en favor de un exterior es bitono inspirado en el color de la gomphrena, una flor silvestre de tonos púrpuras. «El tono púrpura suave está impregnado de aluminio en polvo fino, lo que crea un efecto iridiscente. En contraste, el tono púrpura intenso está animado por copos de mica rojos, azules y violetas, lo que produce un color malva único con un brillo metálico sutil», relata al respecto la compañía. El Amatista se completa con la superficie de madera más grande de la historia de la marca, que se extiende por la fascia del coche, sus puertas, el panel, el apoyabrazos central e incluso la cubierta de la parte trasera del automóvil. Todo en ello en contraste con el citado color bitono y el interior, que se mimetiza con la superficie exterior del coche. Una maravilla como lo es también el Droptail Arcadia, el tercer ejemplo que te mostramos del nivel de personalización al que llega el atelier de la marca de coches más lujosa del planeta. En homenaje a la tierra representada en la mitología reina como 'El cielo en la tierra', el Arcadia Droptail fue concebido como « un espacio sereno caracterizado por la reducción, la profundidad material y la tactilidad» por el comprador, ideas a las que dio forma el equipo de ingenieros, diseñadores y artesanos de la marca. El resultado tampoco se parece en nada a los ejemplos anteriores, ya que el cliente eligió como protagonista una madera exclusiva (Santos Straight Grain) a juego con los muebles de su residencia. Esta, apuntan desde Rolls-Royce, «es una madera delicada y de alta densidad, para la carpintería interior y exterior por su intriga visual y su rica textura, derivada de su patrón de vetas entrelazadas». Se trata del tipo de veta más fino de todas las que trabajan los artesanos de Rolls-Royce, siendo también por ello la más complicada de tratar, y más teniendo en cuenta que el coche iba a «vivir» en climas tropicales. Por ello, los técnicos de la casa británica «desarrollaron una laca protectora bespoke para las superficies de madera exteriores que requiere una sola aplicación durante la vida útil del automóvil», exponen desde Rolls-Royce. Para darlo por finalizado, los especialistas de la factoría sometieron al coche, pintado en un color blanco minimalista y puro, muy elegante, a 8.000 horas de desarrollo y 1.000 horas de prueba en condiciones climáticas globales extremas, lo que se traduce en más de dos años de trabajo desde el primer boceto hasta ponerlo en la calle. Como detalle final de la exclusividad y el grado de personalización de este servicio bespoke de Rolls-Royce cabe destacar que el Arcadia Droptail cuenta con la esfera de reloj «más compleja jamás creada» por la marca , una auténtico obra de arte en sí misma, incrustada a su vez dentro de otra joya única, como todas las que se hacen en el taller privado de la casa británica.