128 años después de que Pierre de Coubertin alumbrara los Juegos de la era moderna, hay un deportista que se ha instalado en un lugar único al que nadie, hasta este martes, había llegado. Mijaín López, una mole cubana de lucha grecorromana , ganó en la categoría de +130 kilos al chileno Yasmari Acosta por un contundente 6-0 para convertirse en el primer olímpico en ganar el oro en cinco Juegos consecutivos. Era su reto, por eso alargó su carrera deportiva desde Tokio a París, y con el deber cumplido, el Hércules de Tacotaco puede retirarse feliz. Es el elegido. López ha logrado salir y dejar atrás a ese grupo de deportistas extraordinarias formado por Michael Phelps, Icho Kaori, Carl Lewis, Al Oerter y Paul Elvstrom , todos con cuatro preseas doradas logradas de forma consecutiva. Desde ahora, hay uno con cinco, Mijaín López. El cubano ya se puede retirar tranquilo. Porque el camino desde que ganó en 2021 su cuarta presea de oro estuvo plagado de dudas respecto a ser capaz de llegar a París con prácticamente 42 años y muchas batallas en el cuerpo . Tras su victoria en Tokio decidió tomarse un respiro y las cosas se complicaron el pasado año, cuando falleció su padre. Fue un momento crítico, pero Mijaín decidió volver y arrancó su preparación para el reto de los Juegos. «Estoy muy contento con el inicio de 2024. Mi cuerpo se siente bien, estoy emocionado, motivado y determinado para ir a París y ganar mi quinto oro», anunció. Y pocas fechas antes de los Juegos, su declaración de intenciones. «Mi gran meta es ser el mejor. París 2024 va a ser histórico y diferente, un gran desafío que quiero encarar con todo», afirmó. Tras su quinto oro, Mijaín dejará de competir, pero será un referente en Cuba para las nuevas generaciones que quieran imitar a este coloso de Tacotaco. Mijaín –se iba a llamar Mijail, pero un error del responsable del registro civil de su pueblo le cambió sin querer la letra final de su nombre y así se quedó– empezó a desarrollar esa enorme constitución corriendo de niño detrás de los animales y cargando cajas de frutas y tubérculos. «Hasta recolectando latas de café quería ser el primero», explicaba el canal olímpico. El deporte le alcanzó por influencia de sus hermanos Misael y Michel, quienes hacían remo y boxeo. Fue a los 10 años cuando Mijaín cambió los guantes por la lucha. «En cuanto lo vio un profesor de lucha lo captó», explicó su madre. Pudo dejar pronto el deporte, porque a los 13 años sufrió una doble fractura de tibia y peroné que hizo que su padre le planteara dejar la lucha. Por fortuna para el deporte, Mijaín perseveró y aprendió las artes de la lucha grecorromana junto a su técnico de toda la vida, Pedro Val , y haciendo de sparring de Héctor Melián, campeón olímpico en Barcelona en la categoría de 94 kilos. Ambos sabían que tenían un diamante por pulir en aquel chaval con un cuerpo descomunal: 1,96 metros de altura y 130 kilos de puro músculo. Esta genética espectacular es cosa de familia. Su hermano Michel, boxeador, fue bronce en Atenas en los pesos pesados. El trabajo con Mijain fue duro, pero acabó teniendo unos resultados espectaculares. En Atenas fue quinto, pero ya dio muestras de su futura grandeza. Cuatro años después, en Pekín'08, lo comprobó en sus carnes el propio campeón olímpico de 2004, Khasam Baroev. El ruso había vencido a López en la final del campeonato del mundo de 2006. Al año siguiente, el gigante cubano se tomó la revancha en Bakú. Quedaba, pues, un tercer envite, el más importante, donde López acabó ganando con autoridad (6-1). Su sonrisa, que dos dientes de oro hacían brillar, iluminó el pabellón de la Universidad de Agricultura de Pekín. El luchador recibió entonces el abrazo de la esgrimista cubana Maylin González, su futura esposa , y dedicó la victoria a su familia y al pueblo de Cuba. En Londres volvió a hacerlo. Entonces fue más fácil. El estonio Heiki Nabi no pasó de ser un actor secundario en el último combate. Y en Río'2016, en plenitud de técnica y facultades, ganó su tercer oro sin encajar un solo punto en contra en sus cuatro combates. Y en Tokio, ya con 39 años, superó en la final al georgiano Lakobi Kajaia por 5-0. En los diez últimos segundos, la emoción se apoderó del escenario, cuando Kajaia se rindió a la evidencia e hizo su particular homenaje a Mijaín López. Este martes otra vez ganó apabullando a su rival. Un 6-0 que abre las puertas del olimpo al cubano.