No hay Eurocopa, Copa América o Juegos Olímpicos que puedan aliviar el picorcito del fútbol de clubes. Es la mayor expresión de masoquismo, siempre y cuando tu equipo no sea el Real Madrid. Un veneno que cuando penetra, no tiene antídoto. La ilusión ante el lienzo en blanco de una nueva temporada es inevitable, incluso cuando el equipo se encuentra en pleno proceso de regeneración. El sevillista es un aficionado no ajeno a la mediocridad. Durante gran parte de su historia, sólo se abonaba a soñar consciente de que el carácter de un club no siempre viene acompañado de los resultados... o del dinero. Los últimos veinte años del Sevilla, además de recompensar a aquellos que siempre creyeron, dotaron al...
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