La ocupación de los cámpings en Galicia en el arranque del verano revela un resultado agridulce, a juzgar por los datos del mes de junio. Por un lado, las pernoctaciones se redujeron en un 7,9% respecto al mismo mes del año anterior, de 139.285 a 128.265, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, la comparación con un año récord para el sector supone también la constatación de que el cámping sigue siendo una opción muy demandada en Galicia. De hecho, la cantidad de personas que optaron por el cámping en junio aumentó un 5,20% en Galicia, 46.565 frente a las 44.264 registradas en 2023. Sin embargo, la caída en las pernoctaciones se refleja en una menor estancia media, que se sitúo en 2,75 noches por persona en junio en la Comunidad. Este aumento de personas fue más acusado entre la población extranjera, que subió un 8,88% en junio hasta las 16.613 personas, frente al incremento del 3,26% de los viajeros nacionales: 29.952 en total. A la espera de conocer la ocupación en julio, donde el mal tiempo, con lluvias recurrentes y viento, predominó durante la primera quincena, el octavo mes del año será clave . Desde el sector se muestran optimistas a las puertas de agosto, el mes del año más importante en términos de ocupación, tal y como indican desde la Asociación Gallega de Camping y Ciudades de Vacaciones. «Nosotros prevemos que sea un buen mes y que alcancemos una ocupación del entorno del 90 al 95% », indica su presidente, Manuel Ochoa, que también añade que esperan que el consumo asociado a servicios complementarios al cámping, como cafeterías y restaurantes, continúe en la senda alcista marcada por 2023. A pesar de la caída en junio y una primavera «complicada», donde la climatología no acompañó durante los fines de semana, Ochoa explica que desde la pandemia de Covid-19 el sector ha conseguido atraer a un público nuevo que antes optaba por otro tipo de alojamientos, como los apartamentos turísticos, hoteles o turismo rural. Un reclamo por los espacios abiertos, en contacto con la naturalez a, más demandados tras los confinamientos que obligaron a muchos españoles y extranjeros y a permanecer en sus domicilios. «En el actual año, la situación de Galicia no es tan buena respecto a España debido a la meteorología, que fue adversa para un sector que depende mucho de ella. Más aun al comparar con un 2023 que fue el año récord en pernoctaciones tanto para España como para Galicia », señala el presidente de la Asociación Gallega de Camping y Ciudades de Vacaciones. «No obstante, estamos viviendo un momento bonito», añade. Además de la pandemia, el auge de nuevas modalidades de cámping , más allá de la tienda de campaña al raso, como son el glamping, las caravanas o los bungalows, han permitido atraer también a un cliente con mayor poder adquisitivo que busca «una relación directa con el medio ambiente , en un entorno donde se respete la conservación con del mismo», lo que se ha traducido en la incorporación de energías limpias como las placas fotovoltaicas, innovaciones que ya asumen las empresas del sector según Ochoa. Asimismo, la introducción de servicios complementarios como actividades de ocio, supermercados o entretenimiento para los niños implica nuevas formas de rentabilidad para el sector, ya que cada vez son más los cámpings que cuentan con estas prestaciones. Todo ello en un contexto de subidas de precios , tal y como refleja el índice de precios de cámpings (IPAC), elaborado por el INE, donde se constata una subida del 5,43% en junio respecto al año anterior. Desde la Asociación Gallega de Cámpings explican que este aumento corresponde al incremento de costes, ya que no dejan de ser «intermediarios» de un servicio que implica consumo de energía y otro bienes como los derivados del petróleo cuyo coste también ha aumentado. «Los dos primeros años tras la pandemia hicimos una contención de los precios, aunque nos repercutieron en gran medida. Pero estos últimos años tenemos que repercutirlos al cliente », explica Ochoa, sin que ello implique perder a los huéspedes.
