La imagen de Carolina Marín rota y ahogada en llanto sobre la pista del Arena Porte de la Chapelle es uno de los símbolos de estos Juegos de París porque excede el valor estrictamente deportivo y nos recuerda los límites de la capacidad humana. La competición que reúne a los mejores atletas del mundo es un homenaje a la superación, al sacrificio y a la disciplina. El relato olímpico se basa en la consecución de sueños como justo colofón al esfuerzo, es decir, la idea de que si tienes unas condiciones excepcionales y entrenas más que nadie la competición te reconoce como el mejor. Pero la sobrecogedora lesión de la jugadora onubense rompe esta ecuación y nos recuerda que el...
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