El coreógrafo cordobés Antonio Ruz vive un verano diferente, en el que conviven su actividad artística habitual con los trabajos previos para el inicio de la actividad de La Normal Centro Coreógrafico de Córdoba , el proyecto que comenzará su programación este otoño de su mano y en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba . Esta misma semana ha salido la convocatoria de las primeras residencias , destinadas a artistas andaluces, y la ilusión es que en 2025 puedan trasladarse al edificio de la antigua Normal de Magisterio, que va a ser transformado para acoger este ambicioso proyecto. -La Normal es ya una realidad incipiente y en otoño hará su puesta de largo. ¿Cuál ha sido el proceso para hacer realidad este proyecto? -La idea surgió de una necesidad que teníamos desde hace bastante tiempo. Nuestra compañía cumple ahora 15 años pero, aunque hemos tenido nuestra residencia en Madrid, nunca habíamos contado con un espacio público en el que no sólo pudiésemos realizar ensayos y la preparación de las producciones sino también desarrollar ciclos de formación y residencias. Nuestro objetivo es fomentar y visibilizar la danza en la sociedad y en nuestra comunidad, y con esa idea tuve una primera reunión con el Ayuntamiento. La idea tuvo una gran acogida y estamos agradecidos. El edificio de La Normal sabíamos que era un espacio en desuso y que habían existido varios proyectos allí que no habían salido, pero se adaptaba a nuestras necesidades. Al final presentamos el proyecto y desde entonces hemos tenido muchos quebraderos de cabeza, muchas reuniones e incertidumbre, porque ya sabemos que lo que tiene que ver con la administración siempre es difícil. Con el trabajo de todos hemos logrado avanzar. -La Normal demuestra su compromiso creciente con Córdoba. -Siempre he estado comprometido con mi ciudad y en los últimos 14 años he presentado aquí casi todas mis producciones y trabajos. Pero me apetecía dar un paso más allá. Me parecía muy interesante que nuestra ciudad apostase por la investigación y la experimentación, con la idea de exportar el talento de Córdoba al exterior pero también de traer grandes artistas aquí. La idea es trabajar con el tejido local, pero también con otras instituciones y festivales. No es fácil, pero debemos conseguir que la danza contemporánea cale en la ciudad. Como dijo el alcalde cuando presentamos el proyecto, hay en Córdoba una deuda pendiente con la danza. -La programación comienza en otoño con varias residencias de artistas, que ya se han convocado, y diferentes sesiones de trabajo. ¿Cómo se ha diseñado ese programa? -Los centros coreográficos como La Normal tienen siempre un objetivo de formación y pedagógico, pero también de dignificar el arte coreográfico. Es decir, que no es una escuela, sino en realidad mucho más. Es un lugar de formación de jóvenes sin duda, pero es también un centro de investigación y de creación. Las residencias que ahora ofrecemos y con las que comenzamos dan esa opción, de que artistas de diferentes lugares creen en nuestra ciudad. Este primer año apostaremos por creadores andaluces, que aquí podrán desarrollar sus proyectos con un apoyo en alojamiento, con una bolsa de manutención y con respaldo a la distribución y a crear un registro visual de su propuesta. Es una labor filantrópica, que pretende apoyar a los artistas para que desarrollen su trabajo. También comenzamos con unos talleres que hemos llamado La Rampa, un nombre muy ilustrativo de la situación que viven los artistas jóvenes. Estos talleres apoyan a alumnos de quinto y sexto o a otros ya egresados para que vengan a Córdoba y trabajen con docentes especializados durante dos semanas. Tendrán esa ocasión de obtener conocimiento de lo que es la realidad de la danza profesional. La Normal tiene que estar para ayudar a los jóvenes profesionales que salen del Conservatorio de Danza y la relación debe ser estrecha. Con su directora, Lucía Luque, me unen muchos años de relación y la realidad es que el proyecto de La Normal viene en parte de allí, de las sesiones de trabajo que he hecho antes con alumnos de quinto y sexto. -Pero La Normal va más allá de la formación, ¿no? -Claro, pues se trata también de abrir los ensayos de compañías residentes. Nosotros también los vamos a abrir. En realidad, la formación también es ver danza, estar en su ensayo, charlar con gente y conocer otras metodologías, otras formas de trabajar. Con eso también queremos sensibilizar al público. El otro día me comentaban que vino a actuar a la ciudad Valeriano Paños, que es Premio Nacional, y apenas acudió gente. Superar eso pasa por la divulgación, por transmitir al público el valor de la danza contemporánea. Sé que esto es algo ambicioso y que va a costar, que necesita tiempo, pero todos tenemos que colaborar para que la danza se pueda conocer y sea fácil acercarse de una forma más directa. Tenemos que intentar que la gente lo entienda y lo valore. Al final, como todo en la vida, es cuestión de paciencia y compromiso y pasa por apostar por la libertad de los artistas. Es momento de trabajar y de creer. -Arrancan de forma interina con sede en el Conservatorio Luis del Río. ¿Cuándo esperan poder mudarse al edificio de La Normal? -La cesión del espacio esperemos que esté a principios del 2025, sería magnífico. De todos modos, hay que entender que un centro así no empieza por todo lo alto. Se necesitan en realidad cuatro o cinco años para ver que los objetivos se puedan cumplir. También tenemos que ampliar los respaldos. La Normal nace como proyecto desde nuestra asociación y con el apoyo del Ayuntamiento, pero necesita llegar a la provincia, a Andalucía y la Junta y al Gobierno central. Al final se trata de poner a Córdoba en el punto de mira internacional. Ya hay ciclos culturales como el Festival de la Guitarra, Flora o Cosmopoética que logran esa proyección y nosotros queremos sumarnos a ellos. Por ahora vamos a trabajar en un aula que nos ha cedido el Conservatorio a través de la Delegación de Educación. Es decir, que no estamos sin sede, solo que es provisional. Al mismo tiempo, se avanza en la reforma del edificio de La Normal, que hemos visitado con expertos de danza, iluminación y sonido y con técnicos del Ayuntamiento en diversas ocasiones. Vamos a utilizar el sótano al completo y lo dotaremos de todo lo que necesitamos. Lo más importante es crear una gran sala de danza. Tiene que ser un espacio al que la gente quiera volver y en el que estén a gusto. El Ayuntamiento está ya con el proceso de licitación y para inicios de año o comienzos de la primavera de 2025 esperamos tener ya el edificio acondicionado y continuar con la programación, pero ya en nuestra en casa. Es un proyecto muy bonito. Es verdad que al espacio hay que dotarlo desde cero, pero es significativo. -¿No le preocupa la ubicación de La Normal, alejada de los grandes focos culturales de la ciudad? -Una cosa que me llamó la atención al analizar este tema es que la mayoría de los centros coreográficos no están en el centro de las ciudades. En cierto modo, descentralizan la danza. Y en La Normal la descentraliza en tres sentidos: en lo nacional, en lo andaluz y lo local. Establecer lazos con los barrios del Sector Sur y el Guadalquivir es para nosotros muy interesante. Queremos trabajar con los colegios a través de talleres de formación y también con las asociaciones vecinales y con otros proyectos sociales. La danza es un arte que favorece la cohesión social y la integración. Sacar el centro a la calle también será importante, con el objetivo de llevar la danza al espacio urbano, que se vea y que la gente la encuentre en las plazas y en los espacios patrimoniales. -¿Cómo ve el ambiente cultural de Córdoba, en el que ahora se va a integrar La Normal? -Tengo buenas sensaciones por lo que he conocido estos últimos años por mi relación con el IMAE y la Delegación de Cultura. También he colaborado con la Delegación de Juventud y con proyectos como Flora. He estado yendo a Córdoba bastante en los últimos años y he podido comprobar que tiene una efervescencia cultural interesante. Y no me refiero solo a lo institucional, sino también he podido conocer el mundo alternativo y de vanguardia, como el de la música electrónica, en el que se están haciendo cosas. En el C3A también he visto proyectos y exposiciones muy interesantes. Córdoba tiene un gran dinamismo y hay ganas e ilusión. Yo también tenía muchas ganas de volver, pero le dije al alcalde que si volvía era para hacerlo con algo sólido. Por fortuna el proyecto se entendió bien y ahí estamos: trabajando por Córdoba que tiene unas posibilidades increíbles. -Ahora compatibilizará su carrera profesional con este ambicioso proyecto. ¿Cómo se presenta en lo artístico la nueva temporada? -Acabo de estar en Santander, en la II Escuela del Mundo Clásico de la Universidad de Verano Menéndez Pelayo. He ofrecido una charla y una conferencia, pero también hemos presentado mi pieza 'Recreo', que ya hicimos en el C3A. Ahora, cierro la agenda hasta finales de agosto. Luego iré a Alemania. Allí, con la compañía de danza de Kassel, estrenaremos el 'Réquiem de Mozart' en noviembre. En cuanto mi compañía, lo siguiente será 'Norma', que ya está anunciada para el 4 de octubre en el Gran Teatro de Córdoba. Ese será el proyecto para esta temporada y ya tenemos otras actuaciones cerradas, como la de los Teatros del Canal de Madrid. Creo que para el proyecto de La Normal es bueno que yo esté dentro y fuera, tanto para promocionarlo y para invitar a la gente como para que podamos trabajar como queremos desde lo local hacia lo internacional.
