Como tantos y tantos españoles ávidos de pátina pintoresca enlatada dispuesta oportunamente para saciar el voraz apetito del guiri que lo visita todo deprisa-deprisa, el amado líder Sánchez, su esposa Begoña y sus hijas acudieron hasta Marrakech para disfrutar de unas jornadas de relax no hace demasiado tiempo. Ah, Marrakech y su plaza de Jemaa el-Fna con los encantadores de serpientes que han dejado melladas antes de enseñarlas a bailar, con sus puestos típicos donde las moscas revolotean risueñas entre restos de cuscús, con sus vendedores de palique poderoso y babucha afilada, con el rastro del resentido Goytisolo y con el perfume especiado tan moruno-moruno que tanto seduce a la tropilla de turistas. Pero claro, en Marrakech el entretenimiento natural,...
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