La exmonjas de Belorado parecen haber recurrido a un nuevo obispo sedevacantista para su dirección espiritual después de que hace más de un mes expulsaran al obispo excomulgado Pablo Rojas y al cura coctelero, José Ceacero y rompieran el vínculo con la Pía Unión de San Pablo Apóstol a cuya jurisdicción se habían acogido al inicio de la crisis, el pasado mayo. Se trata del sedevacantista brasileño Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva, de 33 años, y ordenado obispo en 2021 por el estadounidense Daniel Dolan, expulsado de los lefebvrianos y también vinculado en el linaje episcopal con el obispo excomulgado vietnamita Pierre Martin Ngô Đình Thục. En un directo del canal de Youtube brasileño 'Controvérsia Católica', el obispo Ribeiro da Silva -que no está reconocido por la Iglesia católica- llevaría más de una semana en el monasterio de Belorado y está «conociendo a las monjas, y está principalmente dando el auxilio espiritual que ellas necesitan a través de los sacramentos tradicionales y la formación religiosa de que ellas carecen». De acuerdo a su página web, Ribeiro da Silva es el actual superior de la Sociedad San José y del seminario con el mismo nombre. Como ya ocurrió con Rojas y Ceacero, el obispo brasileño habría abandonado temporalmente su supuesta -y próspera, se nos atenemos a lo que cuenta su página web- comunidad religiosa para atender a las diez exclarisas excomulgadas de Belorado. La noticia la proporciona Diogo Rafael Moreira, responsable de la web Controversia Católica vinculada al sedevacantismo brasileño: «con Don Rodrigo hemos cruzado el océano Atlántico para ayudar a estas monjas de la mejor manera posible, para darles asistencia espiritual en estos momentos de gran tribulación, consolando en medio de tantas dificultades». En realidad, el propio Moreira confiesa que la intención de contactar con las monjas surgió desde el 13 de mayo, cuando conocieron el 'Manifiesto católico' con el que las religiosas anunciaban su ruptura con la Iglesia católica y que, según él, muestra la «profundidad de entendimiento de estas monjas que no tienen una formación teológica pero que llegaron por sinceramente buscan la verdad». «Son unas personas íntegras, dispuestas a sacrificios por Jesucristo», añade. «Era un sueño poder tener un contacto más cercano con ellas pero había un pequeño obstáculo: monseñor Pablo de Rojas», explica el representante sedevacantista, que siembre dudas sobre la ordenación episcopal y la persona del linarense. «Se presenta como obispo, pero los que tenemos una trayectoria más intensa en los medios tradicionales ya teníamos conocimiento de esta persona, y no sabíamos mucho y por lo que poco que sabíamos no era bueno», concluye. «Era una dificultad que nos causaba tristeza, pero poco tiempo después las monjas llegaron a la misma conclusión que nosotros sobre esa persona. A partir del momento que se desvincularon todo fue más fácil para iniciar el contacto. Pasaron a conversar con monseñor Rodrigo». Y añade que dentro de las «misiones exteriores, ese trabajo internacional que estamos haciendo, don Rodrigo fue para España». De esta forma y según ellos mismos narran, eliminado el «obstáculo» -en este caso personal, en la presencia del obispo excomulgado Pablo Rojas- iniciaron un contacto con las monjas que ha acabado con la llegada del brasileño a Belorado. Como en el caso de Rojas, cabe preguntarse a qué se debe tanto interés de los obispos sedevacantistas por una pequeña comunidad cismática de la provincia de Burgos. En muchos casos, como ocurrió con Rojas y su Pía Unión, a pesar de la imagen floreciente y de amplio respaldo popular que presentan en sus webs y redes sociales, en la práctica se trata de grupos muy reducidos, con escaso apoyo y capillas instaladas en bajos. Con ese contexto, el reclamo de tres conventos, dos de ellos históricos, y una comunidad de 10 religiosas, es muy atractivo. Además, a pesar de los ataques personales que claramente manifiestan, ambas entidades comparten más similitudes que diferencias. Más allá del sedevacantismo, sus críticas al Papa Francisco son idénticas. En el mismo vídeo que anuncia la llegada del obispo brasileño a Belorado, el presentador califica de «tirano» a «Jorge Mario Bergoglio, mal llamado Papa Francisco». También lo llama «gran hereje». Una animadversión que también extiende al arzobispo Mario Iceta, nombrado por el Papa como comisario pontificio para la resolución de este cisma. «Las monjas han sido consecuentes con su fidelidad a Cristo Jesús, perseguidas por el monaguillo de Bergoglio allá en Burgos», en referencia a Iceta. En referencia a la intervención de las cuentas, añade que los «bandidos criminales comunistas bergoglianos confiscaron todo lo que estaba a nombre de la persona jurídica» del monasterio para dejar «sin dinero y sin casa a las monjas». Una afirmación falsa, a pesar de que las monjas la repiten constantemente, puesto que tras el cambio de titular en las cuentas, la comisión gestora está pagando las facturas de suministros que las monjas les han remitido, por un valor superior a los 40.000 euros. Y ahí enlaza con otra de las similitudes entre ambas entidades: la petición constante de dinero. Si la Pía Unión de Rojas incluye en cada una de sus publicaciones en redes sociales su cuenta corriente para los donativos, la organización brasileña no le va a la zaga. La cuenta aparece en la página principal de su web, bien visible, como también ocurre en el canal de YouTube que ha dado la noticia. Una petición de donativos que también se amplía a los que las exmonjas reclaman a través de una campaña de 'crowdfunding' iniciada en la plataforma PayPal. El presentador del canal invita a colaborar con las exclarisas a través del «ayuno y oración», pero además de forma económica en esta petición que, a cinco días de que termine se está mostrando como un fracaso. Las exreligiosas piden donativos para la asociación Monasterio Santa Clara de Belorado , aunque según la página irían a una cuenta nombre de la exabadesa, Laura García de Viedma y a fecha de este viernes, cuando sólo quedan cinco días para que finalice, sólo han recaudado el 13,47% de lo previsto, 2.693 euros de los 20.000 que esperan recoger en un mes.