Bad Bunny, poeta del sofoco estival contemporáneo, Dylan del hedonismo lúbrico y el perreo 'cum laude', lo tiene claro: «Baby, vamo' a hacerlo bajo la' estrella' / Y que la luna nos grabe / ¿Mañana dónde estarán? No se sabe / Ojalá y el verano nunca se acabe, nunca se acabe». El verano, ya ven, está para lo que está. Sexo, playa y sutilezas las justas. La narrativa del deseo, comprimida en algo más de dos minutos y, al mismo tiempo, expandida en ese 'Un verano sin ti' en el que casi cada canción podría ser himno nacional del verano. Del «Ey, to el mundo borracho bailando en la playa / Sintiendo el calor, sintiendo el calor / Tú llevas...
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